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¿Jesús no te condena? Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 8, 1-11

EVANGELIO
El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra

Lectura del santo Evangelio según san Juan 8, 1-11
En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba. Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron: – «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?». Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: – «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra». E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante. Jesús se incorporó y le preguntó: – «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?». Ella contestó: – «Ninguno, Señor». Jesús dijo: – «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».

Palabra del Señor.

¿Jesús no te condena?
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Jesús le pregunta dónde están sus acusadores y Él tampoco le condena. Qué importante enseñanza la de Jesús: “yo tampoco te condeno”. También a esas cosas que parecen tan importantes, por las que “merece la pena” condenarte, tengo que renunciar. Como dice San Pablo en la 2ª lectura: todo lo considero basura con tal de ganar a Cristo. Todas esas situaciones por las que condenaría a mi esposo, las estimo basura con tal de encontrar a Cristo y las estimo basura con tal de vivir una comunión con mi esposo.

Cuando mi esposo me ofende o genera en mí afectos negativos, le hago responsable y puedo condenarle a una buena bronca, un día de indiferencia o más, puedo condenarle a no darle mi confianza en un tiempo largo, o a no tener relaciones sexuales con él, etc. ¿Con esa condena espero ver resarcida la deuda conmigo? La realidad es que con ello lo único que hago es que nuestra comunión, esa construcción de la intimidad común, sufra un descalabro importante que tardaremos mucho tiempo y esfuerzo en restaurar.

Total, que nuestro mayor tesoro, la construcción de nuestra comunión, se ve gravemente afectada por mi condena. ¿Y con eso pretendo verme compensado? ¿No es esto un engaño de mi orgullo?.

Esposo, ¿Jesús no te condena? Tampoco yo te condeno. Vente, no me hagas más daño y fundámonos en un abrazo reconciliador. Después, a continuar edificando juntos.

Madre:
Sabemos que Dios quiere que construyamos una verdadera comunión. Es muy importante. De ello dependen un montón de milagros que Dios puede hacer en nosotros, y por nosotros en los demás. Es como una explosión amor, que va arrasando todo el mal que hay en tu interior y a tu alrededor. Alabado sea el Señor por tanta generosidad y tanta belleza. Esposo/a te amo.

Sembradores de Vida. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 7, 40-53

EVANGELIO
¿Es que de Galilea va a venir el Mesías?

Lectura del santo Evangelio según san Juan 7, 40-53
En aquel tiempo, algunos de entre la gente, que habían oído los discursos de Jesús, decían: – «Este es de verdad el profeta». Otros decían: -«Éste es el Mesías». Pero otros decían: – «¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David?». Y así surgió entre la gente una discordia por su causa. Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso la mano encima. Los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y éstos les dijeron: – «¿Por qué no lo habéis traído?» Los guardias respondieron: – «Jamás ha hablado nadie como ese hombre». Los fariseos les replicaron: – «¿También vosotros os habéis dejado embaucar? ¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en él? Esa gente que no entiende de la Ley son unos malditos». Nicodemo, el que había ido en otro tiempo a visitarlo y que era fariseo, les dijo: – «¿Acaso nuestra ley permite juzgar a nadie sin escucharlo primero y averiguar lo que ha hecho?». Ellos le replicaron: – «¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas». Y se volvieron cada uno a su casa.

Palabra del Señor.

Sembradores de Vida.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Juan Plantea un escenario en el que ante las palabras de Jesús, unos se admiran, otros creen… pero hay un sector del público que, por su dureza de corazón, por creer que saben mucho, siembran discordia o duda: “Y así surgió entre la gente una discordia por su causa”. La actitud en el momento del encuentro ante la palabra de Dios es vital. Puedo ser un sembrador de discordia o de duda, o puedo ser un colaborador Suyo.

Ante la Palabra del Señor, puede que esté pensando más en aplicársela a mi esposo que en lo que Dios me quiere decir a mí. Leo la verdad, y en lugar de confrontarme con ella para aprender del Amor, la utilizo como arma arrojadiza contra mi esposo, sembrando la discordia. Con razón decía San Pablo: “La ciencia hincha y la caridad edifica”. Lo que Dios quiere sembrar en nosotros con su palabra es Vida, y que en esa tarea seamos colaboradores Suyos.

Madre:
Cuídame para que no me crea más listo que mi esposo en las cosas de Dios. Quiero conocer al Señor más profundamente para tener los mismos sentimientos que Él tiene. Quiero vivir una verdad auténtica con Él y con mi esposo. Que haya siempre en mí un esfuerzo personal por ser cada vez menos del mundo y más de Dios. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Ver más adentro. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 7, 1-2. 10. 25-30

EVANGELIO
Intentaban agarrarlo, pero todavía no había llegado su hora

Lectura del santo evangelio según san Juan 7, 1-2. 10. 25-30
En aquel tiempo, Jesús estaba en Galilea, y no podía andar por Judea, porque los judíos buscaban matarle. Se acercaba la fiesta judía de las Tiendas. Después que sus hermanos subieron a la fiesta, entonces Él también subió no manifiestamente, sino de incógnito.

Mediada ya la fiesta, subió Jesús al Templo y se puso a enseñar. Decían algunos de los de Jerusalén: «¿No es a ése a quien quieren matar? Mirad cómo habla con toda libertad y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido de veras las autoridades que éste es el Cristo? Pero éste sabemos de dónde es, mientras que, cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde es». Gritó, pues, Jesús, enseñando en el Templo y diciendo: «Me conocéis a mí y sabéis de dónde soy. Pero yo no he venido por mi cuenta; sino que me envió el que es veraz; pero vosotros no le conocéis. Yo le conozco, porque vengo de Él y Él es el que me ha enviado». Querían, pues, detenerle, pero nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora.

Palabra del Señor.

Ver más adentro.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Hoy Jesús nos invita a profundizar, a no quedarnos en la superficie: Los Judíos sabían de dónde venía (hasta donde llegaban a conocer), pero no sabían toda la verdad de Él, no sabían quién era realmente.
Entre los esposos también podemos creer conocernos, pero la realidad es que San Juan Pablo II nos hace ver que, por el pecado, no somos capaces de vernos en toda la plenitud de la verdad. Igual que los fariseos, sé de dónde viene mi esposo: Dónde nació, quiénes son sus padres… Pero ¿y su intimidad? Quizás no tenga acceso a ella porque me no me la muestra, por miedo o vergüenza.

Ante la hostilidad de los que se quedan en la superficialidad y le tienen miedo a la verdad, o no les importa mucho la verdad, Cristo se da a conocer, revela su origen y su más profunda identidad independientemente de las consecuencias que aquello le acarreara: Yo no vengo por mi cuenta, sino enviado por el que es veraz a ese vosotros no lo conocéis. Se refiere al Padre, al que Él es el único que conoce.

El Hijo comparte Su intimidad con el Padre y nos la da a conocer. También conoce la intimidad de mi esposo y me la da a conocer. Por eso es tan importante rezar juntos y esforzarnos para construir una intimidad común. Un sitio donde sólo estemos tú y yo, tus intimidades y las mías. Dios nos da a conocer la verdad de nuestro esposo. A mí me ha dado el don de conocerle a través de Dios, y es ¡¡Impresionante!!

Madre:
Muéstrame al que es Veraz. Muéstrame también la verdad de mi esposo, para que aprenda a mirarle en toda su profundidad y encontrarte en su interior.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

La alianza, mucho más que un anillo. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 8, 51-59

EVANGELIO
Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día

Lectura del santo evangelio según san Juan 8, 51-59
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:
-«Os aseguro: quien guarda mi palabra no sabrá lo que es morir para siempre.»
Los judíos le dijeron:
-«Ahora vemos claro que estás endemoniado; Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices: «Quien guarde mi palabra no conocerá lo que es morir para siempre»; ¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron, ¿por quién te tienes?»
Jesús contestó:
-«Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: «Es nuestro Dios». aunque no lo conocéis. Yo si lo conozco, y si dijera: «No lo conozco» sería, como vosotros, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su palabra. Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría.»
Los judíos le dijeron:
– «No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?»
Jesús les dijo:
«Os aseguro que antes que naciera Abrahán, existo yo.»
Entonces cogieron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.

Palabra del Señor.

La alianza, mucho más que un anillo.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Cristo, a medida que se acerca Su hora, se va revelando más abiertamente, pero los hombres no están abiertos a escucharle. Y lo que Cristo viene a proponernos es el nuevo pacto. Todo amor tiene que estar basado en un pacto, en una alianza y Jesucristo es la nueva alianza de Dios con nosotros. Es por ello que dice “quien guarda mi palabra no sabrá lo que es morir para siempre”. ¿Dónde guardamos su Palabra? No es llevar el Evangelio en el bolsillo, no la mesita de noche… Es en esa relación íntima con el esposo y con Dios, donde se nos revela el espíritu de Su Palabra y es en los sacramentos donde recibimos la fuerza para guardarla.

Dice San Juan Pablo (cat enero de 1980) que en el principio, el hombre acoge a la mujer, tal como Dios la ha querido por sí misma, y de igual manera, la mujer al hombre. Somos el uno para el otro “elegidos por el Amor eterno”. ¿Qué más necesitamos saber?. Dice también JPII ‘La «afirmación de la persona» no es otra cosa que la acogida del don, la cual, mediante la reciprocidad, crea la comunión de las personas’. Es decir, nos reafirmamos como personas cuando nos acogemos el uno al otro como un don de Dios, tal como somos.

Seamos fieles a nuestra alianza indisoluble de esposos, que es mucho más que un anillo y que se alimenta de la Alianza eterna de Dios con nosotros: Cristo. Acojámonos mutuamente como don de Dios, guardando Su Palabra y no moriremos jamás.

Madre:
Como los fariseos, hay veces que me cuesta abandonar mis criterios y ver la voluntad de Dios en mi esposo y en las circunstancias que concurren en nuestro matrimonio. Como decía San Agustín: «Dios es de tal modo el Sumo Bien que ningún mal permitiría en sus obras si no fuese tan omnipotente y bueno como para sacar bien del mismo mal». Que sepamos ver Su mano en todo momento. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Ser uno. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 5, 17-30

EVANGELIO
Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere

Lectura del santo Evangelio según san Juan 5, 17-30
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: – «Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo». Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque no sólo quebrantaba el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios. Jesús tomó la palabra y les dijo: – «En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta sino lo que viere hacer al Padre. Lo que hace este, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que esta, para vuestro asombro. Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo todo el juicio. para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió. En verdad, en verdad os digo: quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida. En verdad, en verdad os digo: llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán. Porque, igual que el Padre tiene vida en sí mismo, así ha dado también al Hijo tener vida en sí mismo. Y le ha dado potestad de juzgar, porque es el Hijo del hombre. No os sorprenda, porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio. Yo no puedo hacer nada por mí mismo; según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió».

Palabra del Señor.

Ser uno.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Es impresionante como el Padre y el Hijo son uno. Los que queramos aprender de su modelo de comunión, no tenemos más que leer este Evangelio – “el Hijo no puede hacer nada por su cuenta”: Resulta que el Hijo es Dios y no puede hacer nada por su cuenta, sino que todo lo hace de acuerdo con el Padre.
– “el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace”: Entre ellos no hay secretos. Porque se aman, se entregan toda su intimidad.
– “el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo todo el juicio”: El Padre confía en el Hijo completamente.
– “El que no honra al Hijo, no honra al Padre”: Ellos sí que son conscientes de que al ser una unidad, y por eso, lo que le digan a uno se lo dicen a ambos. Una intuición de San Pablo que venía a decir que quien insulta a su esposo, se insulta a sí mismo. En este caso, comparten la misma honra.
– “mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió”: Jesús no se equivoca porque no juzga por Él, sino buscando la voluntad del Padre. Qué importante es sacar de la ecuación nuestros intereses a la hora de juzgar rectamente, y buscar los intereses del esposo.

Impresiona cuando Jesús habla de que el Padre le mostrará obras mayores. La verdad se muestra con obras. Muchas veces nos intentamos enseñar mutuamente con palabras, pero es mucho más fructífero dar testimonio. El hecho de haber cumplido este objetivo de comunión de comunicarnos la santidad de Dios el uno al otro, nos llevará a una resurrección de vida.

Madre:
Admirable cómo el Padre y el Hijo son una unidad con el Espíritu Santo. Qué ejemplo, cómo comparten su intimidad, su confianza… Danos esa capacidad de abrirnos y comunicarnos el uno al otro por entero. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.