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Imponer o acoger. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 9, 46-50

EVANGELIO
El más pequeño de vosotros es el más importante.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 46-50
En aquel tiempo, los discípulos se pusieron a discutir quién era el más importante.
Jesús, adivinando lo que pensaban, cogió de la mano a un niño, lo puso a su lado y les dijo:
-«El que acoge a este niño en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí acoge al que me ha enviado.
El más pequeño de vosotros es el más importante.»
Juan tomó la palabra y dijo:
-«Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre y, como no es de los nuestros, se lo hemos querido impedir.»
Jesús le respondió:
-«No se lo impidáis; el que no está contra vosotros está a favor vuestro. »

Palabra del Señor.

Imponer o acoger.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

El amor exige libertad. Obviamente, si el que entrega algo no lo hace voluntariamente, eso no es amor.
En nombre del amor, se intentan imponer muchas cosas. De ahí la obsesión de corregirnos mutuamente. Al final las cosas tienen que ser como yo digo, y si no…
Cuando nos imponemos provocamos dolor. Cuando acogemos al esposo, hacemos que se sienta a gusto. Primero se tiene que sentir comprendido y después tiene que sentir que no busco nada para mí, sino que quiero ayudarle y ante todo busco su bien o un bien común.

Los apóstoles hablan de imponerse (por vanidad) y el Señor les responde con “acoger a los más débiles” (por amor). ¿Cuál de las dos actitudes quisiera que tuviera mi esposo conmigo?. Al imponernos nos perdemos mucho. Perdemos la confianza el uno en el otro, se levantan defensas que no nos permiten construir una intimidad, ni nos permiten crecer en comunión.

Desterremos esta actitud de la imposición, como si de la peste se tratara, porque realmente es una enfermedad grave del matrimonio. Sustituyámosla por la de acoger “en nombre del Señor”. El matiz es importante, acoger como querría acogerle el Señor.

Pidámosle a María que aprendamos a acoger en nombre del Señor. Así vino Cristo a su vientre, así acogió Su sacrificio en la Cruz. Así quiero aprender a acoger a mi esposo en su debilidad, con ternura, compartiendo su dolor y uniéndome en su misión.

Tal como pide el Papa que hagamos a diario, oramos por el sínodo de la familia:
https://proyectoamorconyugal.es/oracion-a-la-santa-familia/

Cortar amarras. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Marcos 9, 38-43. 45. 47-48

EVANGELIO
El que no está contra nosotros está a favor nuestro. Si tu mano te hace caer, córtatela

Lectura del santo evangelio según san Marcos 9, 38-43. 45. 47-48
En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús:
– «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.»
Jesús respondió:
-«No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.
Y, además, el que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al infierno, al fuego que no se apaga.
Y, si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies al infierno.
Y, si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.»

Palabra del Señor.

Cortar amarras.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Hay un amor que es humano y por tanto limitado, que está dividido. En unos momentos te amo, en otros no, a unos sí, a otros no… Mientras sea amor, es un don recibido de Dios y no es malo. Pero el que sigue a Cristo, va siendo transformado por su amor: La Caridad. Es un amor más exigente. Los que hemos recibido el don de la Caridad Conyugal, tenemos todo lo que necesitamos para vivirlo. Es un camino mejor, como dice San Pablo.

Porque tenemos ese don tan maravilloso, debemos ser muy exigentes con nosotros mismos y cortar con todo aquello que nos separe del camino hacia ese camino de Caridad Conyugal con mayúsculas. Si me separa mi lengua por la crítica, o mi mano por coger o tener, o mis pies por ir a sitios que no me ayudan, o mis ojos por mirar mal… Todas estas cosas me que quitan la libertad del don, de donarse. Saber contra qué tentaciones tenemos que luchar con todas nuestras fuerzas para que el don de la Caridad se vaya desarrollando en nosotros y nos vaya transformando.

Los padres tenemos un riesgo mayor de escandalizar a los niños, puesto que para ellos, somos la imagen de Dios durante muchos años. Por tanto, nos toca tener un plus en esta auto exigencia, porque no sólo ponemos en juego nuestra fidelidad a Dios, sino también la de nuestros hijos.

Nuestro barco del amor tiene que partir y navegar lejos. Lo mismo se lo impide una soga gruesa que una fina. Cortemos amarras y hagamos lo que tengamos que hacer, pero no nos perdamos la oportunidad de vivir la experiencia del Reino de Dios.

Tal como pide el Papa que hagamos a diario, oramos por el sínodo de la familia:
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El santo anonimato. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 9, 43b-45

EVANGELIO
Al Hijo del Hombre lo van a entregar. Les daba miedo preguntarle sobre el asunto.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 43b-45
En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos:
-«Meteos bien esto en la cabeza: al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres.»
Pero ellos no entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro que no cogían el sentido.
Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto.

Palabra del Señor.

El santo anonimato.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Jesús se presenta a sí mismo como el Hijo del Hombre. Porque lo que viene es a humanizar al hombre. Nos invita a ser como Él, más humanos.

Los discípulos buscaban a un dios espectacular, admirablemente poderoso, y se encuentran con un Rey manso y humilde, plenamente hombre, que viene a servir y no a ser servido y que debe entregar su vida. No entendemos a Jesús. No entendemos sus caminos, y sin embargo, Él es el perfecto hombre. Él es el perfecto Esposo.

La reacción de Jesús frente a la admiración: “-«Meteos bien esto en la cabeza: al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres.»” Haciendo referencia al momento más “bajo” de su vida en la tierra, cuando iba a ser tratado como un delincuente. Él no quiere perder de vista ese momento. Mientras los esposos olvidamos en seguida nuestra miseria y pequeñez y queremos dominarnos el uno al otro, Jesús se repite una y otra vez que su destino es que lo cojan y lo traten como un desperdicio de la sociedad del momento.

Metámonos bien en la cabeza que el único Santo, tres veces Santo, es Él, nuestro Señor. Él se educó en Nazaret, bajo la tutela de una Madre sencilla: “Nazaret es la escuela donde se comienza a entender la vida de Jesús: la escuela del Evangelio… Una lección de silencio ante todo. Que nazca en nosotros la estima del silencio, esta condición del espíritu admirable e inestimable… Una lección de vida familiar. Que Nazaret nos enseñe lo que es la familia, su comunión de amor, su austera y sencilla belleza, su carácter sagrado e inviolable… Una lección de trabajo. Nazaret, oh casa del «Hijo del Carpintero»… (Pablo VI, discurso 5 enero 1964 en Nazaret).

Tomemos nota, aprovechemos nuestro Nazaret sencillo y bello, en nuestro hogar, con nuestro esposo e hijos y vivámoslo santamente, sin querer llamar la atención, sin buscar la protagonismos o admiraciones de nadie. Vivamos hermosamente el plan de Dios, eso es lo importante. Sólo Dios basta.

Tal como pide el Papa que hagamos a diario, oramos por el sínodo de la familia:
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Un don ¡Impresionante!. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 9, 18-22

EVANGELIO
Tú eres el Mesías de Dios. El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 18-22
Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó:
-«¿Quién dice la gente que soy yo?» Ellos contestaron:
-«Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.»
Él les preguntó:
-«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Pedro tomó la palabra y dijo:
-«El Mesías de Dios.»
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió:
-«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día. »

Palabra del Señor.

Un don ¡Impresionante!.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

No es lo mismo conocer al Señor por lo que dice la gente que por una relación de comunión con Él.
Él es la fuente de nuestra caridad conyugal. Él es el perdón de Dios en la carne (El beso de Dios, decía San Bernardo). Sufrió y murió por nosotros para que el Padre pudiese perdonarnos, y que por Él, podamos también perdonarnos entre nosotros y hacer posible que nos recuperemos después de cada caída. Él murió y resucitó para poder redimir nuestro amor humano caído y transformarlo en la caridad, el amor de comunión que vive la Santísima Trinidad. Un don ¡Impresionante!.

¿Tengo experiencia de esto? ¿Conozco cómo el Señor va haciendo esta transformación en la intimidad de nuestro matrimonio? Porque a lo mejor, hablamos del amor entre esposos según lo que la gente piensa que es, y no conocemos la verdad por la que Cristo murió y resucitó: para que en nuestro amor conyugal pudiéramos ser partícipes de Su Caridad: Ser uno como Ellos (en la Santísima Trinidad son uno), que nos amemos como el Padre le ama a Él y como Él nos amó a nosotros. ¡Impresionante!.

La pregunta es ¿Quién es Jesús en mi vida, con los pies en la tierra? ¿Es una idea? ¿Alguien espiritual? ¿Un refugio? ¿Una tradición? Porque si nuestro amor conyugal no se está transformando en Caridad Conyugal ¿Será que no estamos acogiendo el don ¡impresionante! del Matrimonio? ¿Estamos acogiendo al Mesías, al Redentor? Porque el Redentor necesariamente lo redime todo, lo hace todo nuevo.

Bien es verdad que el amor es un camino, pero si nuestro matrimonio no crece cada día más, pensemos: ¿a quién seguimos?. Él es ¡Impresionante! (Perdonad que lo repitamos, es que no hay palabras…). Alabado sea Dios.

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Mirar más adentro. Comentario del Evangelio para matrimonios: Lucas 9, 7-9

EVANGELIO
A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas?

Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 7-9
En aquel tiempo, el virrey Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado, otros que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.
Herodes se decía: -«A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas?»
Y tenía ganas de ver a Jesús.

Palabra del Señor.

Mirar más adentro.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Nos cuesta mucho ver los dones de Dios, porque éstos van directamente a lo más profundo de nosotros. El Hijo de Dios está entre los hombres y no le reconocen. El tan esperado Mesías.

Sin embargo, estamos muy pendientes de nuestros deseos y de hacerlos realidad, de lo de fuera. El problema es que si el deseo es nuestro y no coincide con la voluntad de Dios, lleva consigo la frustración, porque no nos llena. Ese es el modelo del hombre de hoy, rodeado de cosas y de experiencias excitantes, pero vacío por dentro. Herodes es el prototipo de la frivolidad llevada al máximo, dedicado a sus placeres, su poder… Ve en Jesús una posibilidad de entretenimiento, una curiosidad, pero nunca vería en Él un don de Dios, porque está cegado por su concupiscencia. Por eso, cuando por fin conoce a Jesús el día del juicio, le pide que haga un milagro y el Señor no abre la boca. Él sabe que Herodes no busca la Verdad.

Herodes quiere conocer a Jesús para utilizarlo. Juega con su poder sobre las personas, como jugó con la vida de Juan el Bautista. Herodes no quiere conocer a Jesús para amarle, porque amar a alguien implica hacerse vulnerable, arriesgarse a que te haga daño. El que persigue el poder o huye del sufrimiento, no puede amar. Dios se hace vulnerable a nuestras ofensas, que le duelen, porque ha decidido libremente amarnos. Y se hace vulnerable al hacerse niño en Belén. Los esposos tenemos que apostar y hacernos vulnerables el uno al otro. A veces nos haremos daño, sí, pero también saborearemos el amor de comunión. Tenemos que construir una intimidad. Merece la pena apostar.

Señor, que toda nuestra curiosidad y nuestros deseos estén orientados hacia nuestro interior para buscarte, conocerte, amarte y vivir según Tu voluntad.

Tal como pide el Papa que hagamos a diario, oramos por el sínodo de la familia:
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