EVANGELIO
El grano de mostaza se hace un árbol hasta el punto de que los pájaros del cielo anidan en sus ramas
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 31-35
En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola al gentío:
«El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno toma y siembra en su campo; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un árbol hasta el punto de que vienen los pájaros a anidar en sus ramas».
Les dijo otra parábola:
«El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, hasta que todo fermenta».
Jesús dijo todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les hablaba nada, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta:
«Abriré mi boca diciendo parábolas, anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo».
Palabra del Señor.
Incluso lo que más me cuesta.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)
Así actúa Dios en nosotros, empezando con algo muy pequeño, que con la constancia del riego diario, va haciendo crecer sin que nos demos cuenta y de repente, Su obra se hace grande. Siempre recordaremos cuando la Virgen nos dijo que Su Proyecto iba a ser algo grande y éramos dos matrimonios. Pero para que brote, la semilla debe partirse. Es necesario ese “sí” al Señor, que además nos pone a prueba para comprobar que es un “sí” con todas las consecuencias, como hizo con Abraham, al que le pidió el sacrificio de su hijo unigénito. ¿Estoy dispuesto a partirme para que brote el Proyecto de Dios?
Así lo hemos visto en los matrimonios de Proyecto Amor Conyugal que han dicho ese “sí” sostenido, y han ofrecido su sacrificio. De repente, Dios empieza a hacer cosas grandes a través de ellos, y otros que los ven, desean vivir lo que ellos viven.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Marta: El Señor me dice en la oración que me dará muchos sufrimientos para poder ofrecerlos por Su Proyecto para matrimonios.
Manolo: A mí me dice que me lo va a pedir todo, incluso lo que sabe que más me cuesta y más me preocupa, va a ocurrir para Su mayor gloria, para que triunfe Su amor en los corazones de los esposos.
Marta: Señor, aquí estamos, a Tu disposición. Haz de mí lo que necesites.
Manolo: Haz de mí lo que necesites, Señor. Yo acojo libremente el don que me ofreces, acojo el sacrificio.
Y el Señor escuchó a Marta y Manolo, y pagaron con lo que más les costaba, ofreciendo su sacrificio, pero el Señor que es grande, empezó a hacer milagros en su matrimonio y en los matrimonios a los que evangelizaban.
Madre,
Alabado sea el Señor, que es tan generoso con los que acogen Su cruz y le siguen. A Él gloria y alabanzas por los siglos.