EVANGELIO
El que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 14, 1. 7-14
Un sábado, Jesús entró en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando.
Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les decía una parábola:
«Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y venga el que os convidó a ti y al otro y te diga:
«Cédele el puesto a éste».
Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto.
Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga:
«Amigo, sube más arriba».
Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales.
Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».
Y dijo al que lo había invitado:
«Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos».
Palabra del Señor.
Avisos:
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(Retiros pendientes de apertura de inscripciones. Informaremos más adelante)
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- Retiro en Sevilla: 18-20 de octubre
- Retiro en Valladolid: 15-17 de noviembre
- Retiro en Salamanca: 22-24 de noviembre
- Retiro en Barcelona: 22-24 de noviembre
- Retiro en Valencia: 29 nov- 01 dic
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Siete semanas.
Está más que comprobado que el mayor enemigo del matrimonio es el orgullo. Podríamos identificarlo con la dureza de corazón. Pero ¿cómo vencerlo? De ello depende nuestra felicidad. Que un matrimonio sea feliz depende sólo de dos personas: Del esposo y de la esposa. ¿Por qué no serlo? Queremos, pero el orgullo nos asalta y nos ciega. ¿Qué hacer? Un plan de 7 pasos para dinamitar el orgullo sin ir contra él directamente. Los explicamos en el caso de hoy.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Juanjo: Para la humildad comencé la primera semana esforzándome por descubrir lo mejor de mi esposa. Todos tienen algo que enseñarme, pero especialmente ella, que es un inmenso don de Dios para mí.
Mario: Eso está bien. Me lo apunto.
Juanjo: El segundo paso es decírselo, elogiarla sinceramente por ello. Esto lo añadí a lo primero la segunda semana.
Mario: Muy bien. Imagino que eso servirá además para que se sienta querida. Cuando uno siente que es importante para alguien, entonces es cuando se siente querido.
Juanjo: Buena puntualización. El tercer paso (tercera semana) fue reconocer rápidamente mis errores. Me di cuenta que tendía a taparlos, excusarlos…
Mario: Está claro. Es una tendencia muy común y no ayuda nada al orgullo.
Juanjo: El cuarto paso es pedir perdón. Una vez que se reconocen los propios errores, es de cajón pedir perdón.
Mario: Pero además, es importante ser el primero en pedir perdón ¿no?, aunque haya empezado el otro. Esto sí lo había aprendido ya.
Juanjo: Correcto. El quinto es no ir de autosuficiente y pedir ayuda. Es importante admitir las propias limitaciones y necesidades.
Mario: Sí, porque la mayoría de las veces, no somos capaces de superar las cosas solos y necesitamos pedir ayuda. Si no la pedimos, será imposible avanzar. No tenemos la fuerza o la perseverancia suficiente. Me parece imprescindible este punto.
Juanjo: EL sexto es servir a los demás. Esto ayuda mucho a crecer en humildad, habituarse a servir, sobre todo en cosas que parece que no tienen ningún valor o importancia. Tareas que podría hacer cualquiera como fregar, barrer, pelar patatas…
Mario: Imagino que no vale hacerlo a la fuerza, sino que hay que hacerlo con alegría.
Juanjo: Así es. Importante puntualización. Y por último, el séptimo paso, reconocerle a Dios el mérito de todas mis cualidades y mis actos buenos. En realidad son dones Suyos, o mociones del Espíritu, por lo tanto no tengo de qué envanecerme ni presumir.
Mario: Muy interesantes estos siete pasos. Me los apunto y van a ser mi prioridad para el próximo curso. Está claro que hacernos mansos y humildes tendremos éxito seguro en nuestro matrimonio. Y eso, se llama felicidad. ¡¡Merecen la pena todos los esfuerzos!!
Madre,
Danos en este curso un corazón de esposos mansos y humildes. Amén.