EVANGELIO
No tienen necesidad de médico los sanos; misericordia quiero y no sacrificio.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 9-13
En aquel tiempo, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
«Sígueme».
Él se levantó y lo siguió.
Y estando en la casa, sentado en la mesa, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaban con Jesús y sus discípulos.
Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos:
«¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?».
Jesús lo oyó y dijo:
«No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa “misericordia quiero y no sacrificio”: que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores».
Palabra del Señor.
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Se adentra y se conmueve.
La mirada revela lo que hay en el interior del alma. Revela la inocencia, la frialdad, la dureza de corazón, el rencor, la alegría… Contemplo hoy la mirada de Jesús y me seduce, me conquista. ¿Qué hay de especial en Su mirada?
La mirada misericordiosa es esa que no se para en lo superficial, en lo sensible ni en las sensaciones, sino que profundiza y es capaz de adentrarse en el corazón del miserable. Ve la grandeza del pecador, ve su sufrimiento, su ceguera, y se conmueve. Sí, la mirada misericordiosa conmueve las entrañas del que mira así. Contemplo a Jesús, que me mira conmovido por mi pecado y, me convierte radicalmente.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Andrés: He aprendido a amarte, esposa. Contemplando a Jesús en la Pasión, contemplando Su mirada, he aprendido a mirarte más allá de lo externo, a superar mis juicios, a obviar las heridas que me causas y centrarme en lo profundo de tu corazón, en tu sufrimiento, en tu angustia, en tus miedos… He aprendido a amarte en tu miseria, y es lo más hermoso que he experimentado.
Ana: Lo he notado, Andrés. Lo he visto en tu mirada. Esa mirada sólo puede venir de Dios.
Andrés: Alabado se por siempre.
Madre,
Contemplo a Jesús a través de tus ojos, y descubro la grandeza de Su Sagrado Corazón. Gracias por mostrármelo. Alabado sea Dios que nos ama con un amor sobreabundante, que es más fuerte que el pecado y que la muerte.
UN DIA VI EN LA MIRADA DE MAGÜI LA MIRADA DE CRISTO HACIA MÍ A TRAVÉS DE ELLA.
El modelo, el guía del matrimonio cristiano es Jesús. Sus enseñanzas evangélicas deben ser la pauta para ellos.
Han de amarse los cónyuges con espíritu de entendimiento, comprensión y paciencia ante esos detalles o posicionamientos hostiles o que evidencien rechazo al otro. Hay que ir aprendiendo a mirar como Jesús lo haría; a conversar, incluso en momentos de desacuerdo, con el pensamiento de cómo lo haría Jesús.
Estas actitudes fortalecerán las relaciones entre los cónyuges.
Virgen María, Madre Ntra. Ayúdanos a seguir las enseñanzas de tu Hijo en nuestro convivir cotidiano.