EVANGELIO
Mándame ir hacia ti andando sobre el agua.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 14, 22-33
Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.
Y, después de despedir a la gente subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo.
Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. A la cuarta vela de la noche se les acercó Jesús andando sobre el mar. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, diciendo que era un fantasma.
Jesús les dijo en seguida:
«Ánimo, soy yo, no tengáis miedo».
Pedro le contestó:
«Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti sobre el agua».
Él le dijo:
«Ven».
Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:
«Señor, sálvame».
En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo:
«¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?».
En cuanto subieron a la barca amainó el viento.
Los de la barca se postraron ante él, diciendo:
«Realmente eres Hijo de Dios».
Palabra del Señor.
Aviso:
- Retiro en Navarra: Del 04 al 06 de Septiembre. Inscríbete aquí: http://wp.me/p6AdRz-2lm
Primero verle.
Para ser capaz de caminar sobre las olas de la vida, es importante que antes vea a Jesús. Ya lo dice Santa Teresa, los principiantes no pueden empezar con esfuerzos de cambiar sino sobre todo con esfuerzos por encontrarse con Jesús. Después de conocerle, ya sacarán las fuerzas para empezar a cambiar cosas. Primero descubrir el tesoro, después venderlo todo.
Igual ocurre con el matrimonio: O descubre uno la belleza primero y se enamora de su vocación, o tendrá pocas fuerzas para luchar por ser fiel al matrimonio tal como Dios lo pensó. Por eso insistimos tanto en que se profundice en el conocimiento de esta maravillosa vocación. Merece la pena.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Marta: Está aquí, entre nosotros. Puedo sentir su olor a nardos.
José: Creo que nos dice: No temáis, yo Soy, alegraos, estoy con vosotros.
Marta: Sííí. ¿Qué podemos hacer para agradarle? para sacar de Él una sonrisa.
José: Creo que darle gracias. Yo Señor, quiero darte gracias por esta esposa tan maravillosa que me has dado, y estos hijos que son un don tan preciado para nosotros. Gracias por la vida, por la dignidad que nos has dado a Tu imagen. Gracias porque podemos entregarnos el uno al otro y así, crecer juntos, gracias por las tentaciones, las dificultades, los sufrimientos, gracias por darnos la oportunidad de crecer. Gracias por este Proyecto de Amor, difícil pero hermoso. Gracias por la oportunidad de purificarnos para llegar al Padre, gracias por hacernos sus hijos…
Marta: Me emociono solo de pensar en lo mucho que nos ama. Él ha conquistado nuestros corazones con Su amor, y estamos deseosos de corresponderle amándonos y entregándonos por otros.
Madre,
Hoy queremos arrancar una sonrisa del rostro de Jesús, dándole gracias por nuestra vocación. Es un camino de santificación precioso. Alabado seas, Señor, por siempre.