EVANGELIO
Yo soy la puerta de las ovejas.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 10, 1-10
En aquel tiempo, dijo Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mi son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.
Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.
El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante».
Palabra del Señor.
Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ
Por amor o no sirven.
El Señor ha querido tener una relación con nosotros, pero la mejor noticia es que esa relación es de amor. Eso significa que contamos con Él para que nos dé lo bueno: la vida.
Él es el camino para que se ordenen mis pasiones, encuentre buenos pastos para las virtudes y amando alcance la vida. Otras alternativas que no pasan por Él, prometen mucho, pero no me ordenan y no me llevan a la vida, sino al egoísmo y a la muerte.
En mi relación conyugal, tengo que imitar al Esposo y entregarme a mí esposo, y ese es el camino donde encontraré la vida.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Pedro: Susana, he aprendido que las cosas o se hacen por amor o no sirven. Pero me cuesta descubrir en mi día a día si hago las cosas por amor o hay otros motivos más fuertes.
Susana: pues mira Pedro: para detectar tu verdadera intencionalidad, antes de hacer algo, no te plantees si te apetece hacerlo o no. Sólo plantéate si con ese acto harás un bien a alguien, priorizando agradar a Dios, después el bien de tu esposa, luego el de tus hijos y después el de los demás.
Si la respuesta es sí, hazlo con esa motivación, aunque pudiera haber otras que no son importantes. Así actuarás con pureza de intención, que es lo que Dios te pide.
Pedro: ¿Podrías ponerme algún ejemplo?
Susana: Sí. Mira. Imagínate que te hago una corrección y sientes la necesidad de excusarte. Entonces te preguntas ¿Para qué excusarme? ¿Busco con ello un bien para mi esposa? Además mira a Jesús y verás que Él no lo hace. Él no se defiende a sí mismo nunca.
Pedro: Entonces ¿me callo y dejo que pienses por ejemplo que no te quiero?
Susana: No. Pero si lo que pretendes es decirme que me quieres, pues no te excuses y dímelo. Dime cuánto te importo y cómo soy una prioridad para ti. Eso sí es un acto por amor.
Madre,
Que busquemos amarnos a la manera de Cristo. Él es la puerta y el que ordena nuestro corazón. Alabado sea por siempre.