EVANGELIO
El más pequeño de vosotros es el más importante.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 9, 46-50
En aquel tiempo, se suscitó entre los discípulos una discusión sobre quién sería el más importante.
Entonces Jesús, conociendo los pensamientos de sus corazones, tomó de la mano a un niño, lo puso a su lado y les dijo:
«El que acoge a este niño en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, acoge al que me ha enviado. Pues el más pequeño de vosotros es el más importante».
Entonces Juan tomó la palabra y dijo:
«Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre y, como no es de los nuestros, se lo hemos querido impedir».
Jesús le respondió:
«No se lo impidáis: el que no está contra vosotros, está a favor vuestro».
Palabra del Señor.
AVISOS:
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Pobres en amor.
El que acoge a los más pequeños en nombre de Jesús, es el más importante para Dios. A esos son a los que Dios necesita, a los que están dispuestos a expulsar demonios en Su nombre. Los que ayudan a otros en nombre de Jesús, a librarse del mal.
Hoy en día hay muchos esposos a los que les falta el amor. Son los más pobres de entre los pobres, como decía santa Teresa de Calcuta. Necesitan a alguien que les comprenda, que les guíe, que les enseñe a amar. Están perdidos, como ovejas sin pastor. Vamos a rescatarlos en nombre del Señor. Él nos necesita, para Él somos importantes, porque ha querido concedernos la misión de salvarlos. El que acoge a uno de estos, acoge a Cristo, y el que acoge a Cristo acoge al Padre.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Mercedes: Hay un matrimonio que lo está pasando fatal este fin de semana. Vamos a llamarles y quedar con ellos.
Alberto: Pero este fin de semana, tenemos muchas cosas que hacer.
Mercedes: Alberto, el Señor nos necesita. Ellos están sufriendo. Y nosotros podemos organizarnos y tener tiempo para todo, también para nosotros. Tenemos que mostrarles que hay otro camino mejor, que se están mirando mal, dejándose llevar por sus sensaciones. Que se están perdiendo algo grande y hermoso por la dureza de su corazón. Démosle prioridad a lo que el Señor le daría prioridad.
Alberto: Vale, pero luego me tienes que compensar ¿Vale?
Mercedes: Valeeee. ¿Qué quieres? ¿Cenita juntos el sábado?
Alberto: Era broma, pero… ¡Trato hecho! Gracias por tirar de mí, Mercedes. Me siento orgulloso de ti.
Madre,
El Señor ha querido necesitarnos. Es un honor trabajar para Él. Es una alegría ver que los que sufren se sanan. Es impagable la obra de la que nos está haciendo partícipes. ¡Gloria a Dios!
Sólo dar las gracias por vuestros comentarios al Evangelio que tanto bien nos hacen. Gracias, gracias de verdad. Pedimos por todos los matrimonios y especialmente por los que hacéis estas páginas y organizáis y ayudáis en los retiros. Fernando y Chus