Permanecer + Poda = Frutos. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 15, 1-7

EVANGELIO
Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador
Lectura del santo Evangelio según san Juan 15, 1-7

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseéis, y se realizará».

Palabra del Señor.

Nota: Proyecto Amor Conyugal anuncia un retiro para matrimonios que se celebrará en Madrid entre los días 16 y 18 de junio.

Hay pocas plazas. Para más información pincha aquí:
https://proyectoamorconyugal.es/retiro-matrimonios-proyecto-amor-conyugal-madrid-16-17-18-junio-2017/

Permanecer + Poda = Frutos.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

O permanezco en el Señor, o me seco y soy echado al fuego. Así que, lo primero es conectar con Él y permanecer conectado, porque sin Él, no es que pueda hacer poco, es que no puedo hacer absolutamente nada.

Si permanezco en Él, lo siguiente será la poda, pues por mí mismo doy poco fruto. Así que, después de un tiempo de poda, empiezo a dar fruto abundante.

Una historia:
Daniel y Reme se casaron sin haber tenido un noviazgo y un discernimiento en condiciones. Ambos pensaban que el otro les iba a hacer felices, Simplemente les apetecía estar juntos. Estaban a gusto. Pero al año de casados, tienen un encuentro con el Señor, y sus aspiraciones crecen exponencialmente. Ya no se conformaban con estar a gusto juntos y compartir experiencias más o menos agradables. Ahora buscan ser santos, ahí es nada.
A Daniel, le encantaba el gimnasio, pero tiene que dejarlo, porque viene el primer hijo, ese que inicialmente habían pensado retrasar unos añitos para pasarlo bien. Así que, llega el bebé y no le quedaba tiempo libre por las tardes. Reme era muy dormilona, pero tiene que sacrificarse por las noches para atender al niño, sin despertar a su esposo los días que trabajaba. Adiós a la telenovela, porque para ella es más importante la oración, y Daniel renuncia a ver el fútbol por el mismo motivo. Llegan enfermedades del niño, sinsabores de la familia política, un segundo hijo antes de lo previsto, problemas en el trabajo, Reme se queda sin él por tener dos hijos tan seguidos… Pero Daniel y Reme están con el Señor. Nada les turba, porque saben que todo aquello es para crecer y dar fruto. Su unidad se alimentan de la unidad de Dios con los hombre, Cristo Eucaristía, y nada temen. Daniel y Reme se aman, teníais que ver cómo se miran. ¿Qué le piden todos los días al Señor? Algo que están seguros les dará: Que se haga su voluntad. Nadie elegirá un mejor futuro para ellos -Comentan-.

Madre,
Tú sabes bien lo que es ponerse en manos del Señor. Ocurren cosas que no se entienden, a veces se viven momentos muy duros, pero nunca falta la fe, ni la esperanza, ni el amor en nuestras vidas. ¿Qué más se puede pedir?. El Señor es generoso con aquellos que se fían de Él. Alabado sea. El Señor ha resucitado nuestras vidas ¡Aleluya!

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