Antes de perder la paz. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 14,7-14

EVANGELIO
Quien me ha visto a mí ha visto al Padre
Lectura del santo Evangelio según san Juan 14,7-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dice:
«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Jesús le replica:
«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: «Muéstranos al Padre»? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».

Palabra del Señor.

Nota: Proyecto Amor Conyugal anuncia un retiro para matrimonios que se celebrará en Madrid entre los días 16 y 18 de junio.

Hay pocas plazas. Para más información pincha aquí:
https://proyectoamorconyugal.es/retiro-matrimonios-proyecto-amor-conyugal-madrid-16-17-18-junio-2017/

Antes de perder la paz.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Hoy damos muchas gracias a Dios por nuestra Madre de Fátima, pues hoy celebramos el centenario de Su venida a la Tierra para mostrarnos el camino de vuelta hacia Dios. Ella rescató al mundo y nos rescató también a nosotros. Gracias Señor por nuestra Madre. Es un signo de Tu sobreabundancia.

Cuando creo en el Señor y lucho por cumplir la voluntad de Dios, mi alma goza de una paz casi inalterable y cuando viene el Espíritu Santo y hace allí su morada. Perdida la paz, no puede habitar el Espíritu Santo en ella, porque el alma sin paz está como inhabilitada para oír la voz de Dios y seguir su llamamiento divino. Él quiere comunicarse a nuestra alma, con el único fin de dirigirnos, enseñarnos, corregirnos, ayudarnos para que nosotros logremos hacer todas nuestras obras a la mayor honra y gloria de Dios.

Hagamos todo lo necesario para auto dominarnos cada día y que todo se pierda, antes de perder la paz de nuestra alma, sumamente necesaria para repartir amor, haciendo las obras de Dios. Así permanecerá Dios en esta vida y por toda la eternidad.

Una historia:
Andrés está frente a una decisión. Su mujer acaba de perder la tarjeta de crédito, después de la que le montó a él ayer por perder unos papeles que necesitaban para unos trámites en Hacienda. Ella lo está pasando mal, está preocupada por la consecuencias de aquella pérdida, pero él tiene unas ganas de restregarle por la cara todo lo que le dijo ella ayer. Bueno -piensa- no estaría bien jactarme, pero al menos decirle algo para que se dé cuenta. Le diré “Ya ves que todos cometemos errores…”. Claro que -continuó pensando- Eso sería jactarme igual, y en el estado de nervios que está, puede acabar la cosa regular…

Así que Andrés decide obrar como Cristo. Aparta aquella tentación, y se centra en mirar a su esposa, ve su sufrimiento y se acerca a su esposa, la abraza y le dice: No te preocupes. Déjame a mí que haga todas las gestiones. Yo llamo al banco, cancelo la tarjeta, te pido otra, y aquí no ha pasado nada.

Entonces ella se echa a llorar, dándole las gracias a su esposo y diciendo: Qué bueno eres, con la que te monté ayer por perder aquellos documentos, y no me has hecho ni un reproche. Además, no te lo he dicho, pero los he encontrado. Los había guardado yo en el cajón de mi mesita para que no se perdieran y me olvidé. Perdóname, no te lo había dicho porque me daba vergüenza de mí misma.

Andrés, lleno de paz, abraza aún más fuerte a su mujer y le dice: Te quiero, tal como eres.

Madre,
Ayúdame a conseguir la paz, en medio de la injusticia, en medio de las prisas del día a día, en medio de toda dificultad…
Porque deseo tener a Dios en mí con todo mi corazón y mi ser. Deseo amar con el amor que Él me da y mostrarle a nuestros hijos al Padre con nuestro día a día. Madre, que cuando nos miren, vean al Padre. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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