EVANGELIO
Sácate primero la viga del ojo.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 7, 1-5
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque seréis juzgados como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros.
¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?
¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Déjame que te saque la mota del ojo”, teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita; sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano».
Palabra del Señor.
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Peligro: Frágil.
Está claro que nos encontramos ante uno de los grandes caballos de batalla que afectan gravemente a las relaciones humanas, en especial al matrimonio: “No juzguéis”. Si tan solo fuésemos capaces de evitar esto de juzgarnos el uno al otro… cuánto mejoraría nuestra relación, ¿verdad?. El Señor es especialmente duro frente a este problema, y nos dice que como juzguemos seremos juzgados. Si lo pensamos bien, da escalofríos. ¿Qué pasaría si el Señor me juzgase como yo juzgo a mi esposo? Paro un momento y tomo conciencia de ello:
Cuántas veces le he juzgado según mis capacidades, o por un hecho puntual sin tener en cuenta el conjunto de sus actitudes, o sin conocer todos los condicionantes que le influyen, o con mi mirada oscurecida por mi pecado… Dios mío ¿Qué he hecho?.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Mercedes: Manolo, nunca estás cuando te necesito. Siempre huyes.
Manolo: ¿Qué he hecho ahora, Mercedes?
Mercedes: Desde que éramos novios y tenía los problemas con tus hermanas, nunca has salido en mi defensa. No te importo en absoluto. ¿Cómo puedes decir que me quieres?
Manolo: Perdona, es que tú eres una exagerada. Todo te parece una ofensa hacia ti. Muy sensible, pero para ti.
…
Mercedes: Manolo, estaba oyendo esta conversación que teníamos grabada de hace dos años, antes de nuestra conversión conyugal. La verdad es que es lamentable, cómo nos mirábamos de mal el uno al otro.
Manolo: Sí, Mercedes. Produce dolor y tristeza que nos juzgáramos así mutuamente. Ahora sabemos cuánto nos necesitamos el uno al otro, que somos muy frágiles, rodeados de tentaciones, y tenemos que unir nuestras fuerzas y luchar juntos contra el mundo.
Mercedes: Ahora sí que te siento a mi lado, Manolo. Te siento parte de mí. Sé que me amas a pesar de mis momentos de tribulación.
Manolo: Sí, ahora trato de comprenderte tal como eres, y cuando hay cualquier problema entre nosotros, lo primero que hago es sospechar de mi mirada. Es muy probable que esté afectada por mi pecado y te esté juzgando injustamente.
Mercedes: Gracias Dios mío por ayudarme a reconocer a mi esposo como un don. Manolo, esta conversación antigua tan desagradable, queda borrada para siempre (Pulsa: ¿Eliminar? Sí).
Madre,
Somos tan débiles, tan frágiles, y ponéis en manos de los esposos que hemos dicho “Sí”, un Proyecto de Amor tan grande… Sabes Madre que necesitamos mucha ayuda. Somos como dos niños manipulando la vajilla buena. El Señor no nos ha dado poder para juzgar, sólo para pedir perdón y perdonar. Alabado sea el Señor, que no deja en nuestras manos una responsabilidad tan enorme como la del juicio, y que nos da las armas para sanar nuestros errores. Gloria a Dios por siempre. Amén.
Buenos días.
Es increíble que al ser que más queremos también le hagamos más daño. Es en él donde escupimos nuestras frustraciones.
Y lo peor es que al mismo tiempo se lo hacemos a ÉL.
Por suerte en nuestro camino María puso este Proyecto.
Y desde entonces al menos somos conscientes de nuestro pecado. Y es la herramienta para luchar contra ese mal.
Bendito proyecto que ha dado la vuelta a nuestras relaciones con él y con ÉL.
Muchas gracias, Fátima, me ha hecho ilusión recibir vuestro chat. Creo que a María Dolores y a mí nos vendría bien asistir a ese grupo de los viernes a la parroquia, auque ahora tendréis un descanso de verano . Un muy amistoso y agradecido saludo