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EVANGELIO
Más fácil le es a un camello entrar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 19, 23-30
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
«En verdad os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Lo repito: más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos».
Al oírlo, los discípulos dijeron espantados:
«Entonces, ¿quién puede salvarse?».
Jesús se les quedó mirando y les dijo:
«Es imposible para los hombres, pero Dios lo puede todo».
Entonces dijo Pedro a Jesús:
«Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?».
Jesús les dijo:
«En verdad os digo: cuando llegue la renovación y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.
Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos primeros».
Palabra del Señor.
Para ser rey.
Celebramos hoy la memoria de Santa María Virgen Reina. Ella fue proclamada Reina del Cielo, de la Tierra y del Purgatorio. Reina de todas las criaturas, porque en Su vida fue fiel al compromiso de ser la Esclava del Señor. No hay ningún otro ser tan cerca de la Santísima Trinidad. Los Ángeles, los Patriarcas, los Profetas, de los Apóstoles, los Mártires, de los Confesores, de las Vírgenes, de todos los santos, de la familia, de los Esposos, de la paz. Todos, tengan los méritos que tengan, le rinden pleitesía y se ponen a Su servicio.
Y es que María es Reina porque sirvió al reino de Dios como nadie. El que sirve al Rey participa de Su reinado, y Ella se hizo Esclava. Es el servicio el que nos hace reyes, y no el poder o la fama o el dominio o la exclusividad. El servicio te conduce a reinar con el Rey.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Luisa: Qué diferente es la vida cuando Dios reina en ella. Yo me levanto cada mañana pidiéndole que esté todo el día en Su Corazón y en el Corazón de María. Esa es mi intención. Luego me saldrá mejor o peor, pero esa es mi intención.
Mateo: Muy bonito, Luisa, hace tiempo que no te quejas de tu trabajo, incluso de los trabajos más sencillos. Eso, lejos de rebajarte, te dignifica. Reconozco que cada día estás más por encima de ti misma, porque estás más en el Corazón de María.
Luisa: Sí, Mateo. María estaba en las cosas sencillas, y yo estoy con Ella especialmente en ellas.
Madre,
Hoy me he adentrado en Tu corazón. Cuánto amor hacia el Señor había en todo lo que hacías. Todo por Él y para Él. Cada vez más atraída por Él, cada vez más obnubilada por Él, cada vez más presente en Tu Corazón y Tú más presente en el Suyo. Llévame en Tu Corazón, Madre, que quiero experimentar contigo ese amor que me lleva a entregarme por completo como Tú. Gracias, Santa Madre Virgen y Reina.