EVANGELIO
El Paráclito, que enviará el Padre os lo enseñará todo
Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 21-26
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él».
Le dijo judas, no el Iscariote:
«Señor, ¿qué ha sucedido para que te reveles a nosotros y no al mundo?».
Respondió Jesús y le dijo:
«El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.
Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho».
Palabra del Señor.
Para poder decir…
Señor, hoy me dices que para poder decir que te amo, tengo que vivir el Evangelio con mi esposo. Así guardaré Tu Palabra y el Padre y Tú haréis morada en mí. Es el Espíritu Santo quien me enseñará a hacerlo posible y me recordará en cada momento lo que Tú me has dicho. El Evangelio son las Bienaventuranzas. No son las correcciones a otros los que nos salvan, sino las obras de misericordia.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Aterrizado a la vida matrimonial y familiar:
Como padres tenemos también nuestros “mandamientos” de una forma muy similar:
– Niño, al llegar a casa, lo primero saluda a tus padres. (1er mandamiento: Amarás a Dios sobre todas las cosas) Es decir, reconoce lo mucho que les debes, tenles una consideración muy especial, porque te han dado la vida y te cuidan, dependes de ellos.
– ¡Niño, no se insulta a tu padre/madre! (2º mandamiento: No tomarás el nombre de Dios en vano) Es decir, les debes un respeto enorme porque son tus responsables, tus maestros, estás en sus manos.
– Es el día del padre/madre debes hacerles un regalo, hazles un dibujito… (3º Santificarás las fiestas) Es decir, habrá días que dedicarás a celebrar con ellos que un día se amaron y como fruto de su amor, viniste al mundo. Celebrarás que se sacrifican mucho por ti.
– Etc…
Pero con los mandamientos no es suficiente. Son unas normas mínimas de respeto según la dignidad de cada uno. Hace falta algo más. Es el Espíritu Santo quien nos mueve a: ser pobres para no desear otra cosa que amarte, ser mansos para desear sólo la voluntad de Dios para nosotros, ser Justos para colaborar en que tú recibas lo que Dios quiere para ti, misericordiosos para ayudarte en tus momentos de más fragilidad, limpios de corazón para ser capaz de ver toda tu grandeza y tu dignidad, luchar por la paz que es la base de nuestro amor, ir contra nuestra concupiscencia para que reine la gracia en nuestro corazón, y que no nos importe lo que piensen de nosotros con tal de dar juntos gloria a Dios.
¡Ven Espíritu Santo!
Guía nuestro matrimonio con la fuerza de Tus santos dones para cruzar el umbral del pecado y saborear la unidad para la que hemos sido creados. A Ti, Espíritu de amor, junto con el Padre omnipotente y el Hijo unigénito, alabanza, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.