RETIRO MATRIMONIOS MADRID 23 – 25 ENERO 2026

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Nuestra liberación. Comentario para matrimonios: Lucas 21, 20-28

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 20-28

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que entonces está cerca su destrucción. Entonces los que estén en Judea, que huyan a los montes; los que estén en medio de Jerusalén, que se alejen; los que estén en los campos, que no entren en ella; porque estos son “días de venganza” para que se cumpla todo lo que está escrito.
¡Ay de las que estén encintas o criando en aquellos días! Porque habrá una gran calamidad en esta tierra y un castigo para este pueblo.
“Caerán a filo de espada”, los llevarán cautivos “a todas las naciones”, y “Jerusalén será pisoteada por gentiles”, hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles.
Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación».

Nuestra liberación.

Nos dice hoy el evangelio que los hombres desfallecerán por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo. En la segunda venida de Jesús, el hombre viejo, aferrado al mundo tendrá miedo porque sus «seguridades «mundanas caerán; pero el hombre nuevo que vive del Espíritu levantará la cabeza porque será liberado de la esclavitud del pecado. Entonces podremos ver a Dios cara a cara.
El reino De Dios ya está aquí, en nuestro corazón en gracia, y en nuestro matrimonio si le dejamos habitar en nosotros. Para ello nuestro corazón debe ser purificado, morir al amor propio y acoger y darnos a nuestro esposo.
Podemos elegir vivir en la alegría del reino de los cielos, de los hijos de Dios, o en el temor de los hijos del mundo. ¿Nos apuntamos al vencedor?

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Carla: Jaime, estoy muy preocupada, nuestro hijo Andrés no está bien, ha empezado a hacerse pruebas médicas
Jaime: Te comprendo, yo también lo estoy, pero ¿sabes? Andrés es hijo amado de Dios. Él nos dice que hasta los cabellos tenemos contados. Nada le es ajeno; todo, incluso los sufrimientos, con Él, son para un bien mayor. Acogiendo la Cruz con Él nos unimos a Él.
Carla: Claro, sé que El Señor no nos abandona, y que para llevar la cruz necesito confiar en Él, abandonarme, pero me cuesta.
Jaime: Pues vamos a pedirle al Señor que te de la gracia del santo abandono. Que Él nos sostenga y también que, si es su voluntad, la salud de Andrés sea restablecida. Le decimos desde lo más profundo: Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío. Así Él nos libera del temor.

Madre,

Gracias a tu Fiat, en medio de las dificultades, Jesús vino a salvarnos. Enséñanos a confiar como tú, a esperarle siempre con alegría, libres de todo temor, con un gran deseo de verle un día en plenitud. Bendito sea nuestro Salvador.

Escucha y persevera. Comentario para matrimonios: Lucas 21,12-19

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21,12-19

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.
Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».

Escucha y persevera.

Mi querido Señor, muchas gracias por quererme tanto y por darme tanta luz.
Jesús, nos avisas de que habrá sufrimiento. Y mucho. Pero que no temamos, que nos darás la sabiduría para afrontarlo y para dar testimonio de tu amor en toda situación. Nada tengo que temer estando contigo. No he de temer a quienes pueden matar mi cuerpo, sino a quienes pueden matar mi alma. Yo sólo tengo que perseverar en tu seguimiento y confiar en Ti, aunque no entienda. El resto lo harás Tú.
Jesús, que te escuche de verdad. En cada ocasión. Que no haga nunca mi voluntad, sólo la Tuya. Ahí está la salvación. Contigo, que eres el Amor, el Camino, la Verdad y la Vida. Muchas gracias, mi buen Jesús.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Miriam: Estoy sufriendo mucho con mi hermana. No entiende lo que hago, me critica delante del resto,… No sé qué hacer.
José: Miriam, lo estás haciendo muy bien. El Señor te está guiando. ¡Cómo se nota lo cerca que estás de Él! Acuérdate cómo reaccionabas antes, enfadándote un montón, enzarzándote con ella,… Me admira el testimonio de paz que estás dando ante tu familia.
Miriam: Muchas gracias por tu apoyo. La verdad es que, aunque me duela, estoy con paz. Debe ser la paz de Jesús, porque humanamente no tiene mucho sentido. Pero estoy tratando de hacer lo que Él haría. Algunas cosas no las tengo muy claras, pero lo que no dudo es que no debo entrar en su juego de enfadarme, de atacarla, … y cuando no sé qué decir, sé que es mejor callarme, ofrecérselo al Señor y que Él se encargue.
José: Y se encargará, no lo dudes. ¡Qué maravilla este camino de oración, sacramentos y sacrificios! ¡Hay que decir sí cada día, perseverar, pero no hay nada como ir dejando que sea el Señor el que lleve nuestras vidas!
Miriam: Sin estar pegados a Él es imposible. Estando pegaditos a Él, Él lo hará.

Madre,

Sé Tú quien me guíe. Que yo desaparezca y así Tú me llevas a tu Hijo. ¡Alabado sea Dios!

 

Fidelidad y confianza. Comentario para Matrimonios: Lucas 21,5-11

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21,5-11

En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida».
Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?».
Él dijo: «Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: “Yo soy”, o bien: “Está llegando el tiempo”; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida».
Entonces les decía: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo».

Fidelidad y confianza.

A través de este Evangelio, Jesús nos exhorta a poner la mirada en lo realmente importante, en depositar en Él toda nuestra confianza y nos advierte de las tentaciones y los engaños de los falsos profetas.
Hoy en día, queremos que nuestros hijos aprendan varios idiomas, que tengan muchas competencias profesionales, que vayan a estudiar al extranjero… y todo eso está muy bien, pero deberíamos preguntarnos ¿les estamos educando para entrar en el Reino de Dios que es lo único y verdaderamente importante?
¿Y nosotros esposos? ¿Nuestra vida está adornada con muchas “piedras de calidad y exvotos”? Quizás ponemos principalmente nuestra atención y confianza en nuestros grupos de amigos, en hacer muchos planes, en los bienes materiales o incluso podemos llegar a ser los “referentes” en muchas cosas, pero realmente todo esto, ¿nos acerca o nos aleja de Dios? ¿nos une al Señor o nos llena de vanagloria y cosas terrenales?
Debemos ser fieles a nuestra vocación: la santidad en el matrimonio y luchar cada día por ella, ayudando también a que otros matrimonios puedan descubrir esa belleza y no se queden solo en cosas superficiales. Cuando tengamos clara nuestra meta, todo lo demás no tendrá la importancia que quizás hoy le damos. ¡¡Nuestra meta es ir al Cielo!!

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Marta: Cariño, ¿te has fijado qué mona va siempre nuestra amiga Lola?
Alberto: La verdad es que prefiero ver lo guapa que eres tú, por dentro y también por fuera. Tienes una belleza que ningún tratamiento ni maquillaje pueden dar. Todas esas horas que dedicas al Señor y ese cariño que pones en todo lo que haces pensando en Él, se ven reflejadas en ti; irradias una luz que nadie puede conseguir pensando en sí mismo.
Marta: Es verdad que, desde que intento hacer las cosas pensando cómo las haría nuestra Madre: trabajar, cocinar, cuidar a los niños, estar contigo… tengo una felicidad que sé que no es mía, sino que me la da el Señor.
Alberto: Si te soy sincero, alguna vez he pensado que te podrías arreglar un poquito más, pero el Señor me está ayudando a despojarme de lo material y a verlo todo con Sus ojos, con una mirada más sobrenatural. Al final está resultando un verdadero regalo, ya que también me ayuda a centrarme en mi vida interior.
Marta: Te lo he dicho más de una vez, cómo se nota el cambio que estás dando desde que procuras más por tu oración. El otro día, nuestro hijo Santi, me comentó que te veía cambiado, más feliz y con más paz. Pidámosle al Señor permanecer fieles a lo verdaderamente importante.

Madre,

Queremos seguir tus pasos, saber qué es lo que realmente importa y no separarnos de nuestro camino de santidad. ¡Gloria al Señor que lo hace posible!

Dar todo. Comentario para matrimonios: San Lucas 21, 1‐4

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Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Lucas, 21, 1-4

En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos monedillas y dijo: «En verdad os digo que esa viuda pobre ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

Dar todo

El Señor nunca se fija en la cantidad entregada, sino en la calidad del corazón con que se da. La viuda pobre ofrece muy poco a los ojos del mundo, pero para Dios es un don inmenso porque entrega lo que tiene, no lo que le sobra. Y esto precisamente es lo que nos pide Dios para nuestro matrimonio: el amor verdadero no se mide por grandes gestos ocasionales, sino por la entrega cotidiana, humilde y sincera.
En la vida matrimonial, muchas veces uno de los dos puede sentirse como la viuda: con poco tiempo, poca energía, cansancio, preocupaciones… Y, sin embargo, cuando aun así se ofrece al otro—una escucha auténtica, un gesto de ternura, una palabra de ánimo, un acto de servicio—ese pequeño “donativo” tiene un valor inmenso. Es dar desde la pobreza, no desde la abundancia.
A veces también ocurre que cada uno guarda “reservas”: tiempo que no comparto, emociones que no abro, tareas de casa que dejo al otro, espacios interiores donde no lo dejo entrar… Jesús nos recuerda que el amor conyugal madura cuando aprendemos a dar no sólo lo que podemos prescindir sin esfuerzo, sino también lo que valoramos y lo que nos cuesta realmente. Esa entrega se vuelve fecunda.
En el matrimonio, como en este Evangelio, los gestos pequeños diarios de amor fiel valen más que cien demostraciones esporádicas.Porque lo grande en la vida conyugal no está en la cantidad, sino en la totalidad del corazón.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

María: Estaba leyendo lo de la viuda que dio sus dos moneditas… y pensé: “¡Ah, igualito que yo cuando llego a casa, con dos gotitas de energía!”
Javier: Pues mira, ¡yo recibo esas dos gotitas como si fueran oro líquido! Mejor que un café doble.
María: No te creas, a veces llego tan cansada que lo único que puedo darte es media sonrisa y un “ahora hablamos», que es mi versión de las dos moneditas.
Javier: ¡Y yo tan feliz! Porque sé que esa media sonrisa ya es inversión a fondo perdido.
María: ¿Y tú? Porque hay días en que tu aporte al matrimonio es… digamos… “simbólico”.
Javier: Oye, oye. Mis dos moneditas incluyen lavar un plato, decirte que estás guapísima y no quejarme cuando veo la factura de la tarjeta de crédito…Eso es amor heroico.
María: Entonces somos como la viuda del Evangelio… pero en versión matrimonio moderno: dando lo poquito que tenemos.
Javier: Exacto. Y con nuestras dos moneditas diarias, al final vamos a terminar ricos… ¡aunque sólo sea en paciencia!

Madre,

María, enséñanos a ofrecer en el matrimonio nuestras “dos moneditas” de cada día.Haz de nuestra pequeña entrega un amor grande y fiel.. Bendito sea Nuestro Señor y Nuestra Madre.