RETIRO MATRIMONIOS PARAGUAY 27 – 29 JUNIO 2025

RETIRO MATRIMONIOS PARAGUAY 27 – 29 JUNIO 2025

Fruto abundante. Comentario para Matrimonios: Juan 15, 1-8

Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

Fruto abundante.

Dar fruto abundante. Este es el designio del Padre para nuestro matrimonio. Además, que sea abundante. Esto es lo que puede ocurrir si permanecemos en el Señor.
Ahora lo difícil es permanecer en Él y aún permaneciendo en El, saber que nos va a podar para que demos fruto abundante.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

María: A pesar de haber entregado mi vida a Dios me sigo sintiendo humillada por ti en algunas situaciones. ¿Hasta cuándo me ocurrirá esto?
Pedro: Primero hasta que yo aprenda a ser más delicado contigo, y segundo, hasta que nuestro matrimonio dé muchos frutos de amor. Estas mortificaciones son típicas de un matrimonio al que Dios quiere hacer santo. ¿Qué te parece?
María: Visto así, da mucha esperanza.
Pedro: Tú permanece en el Señor y ya verás cómo te alegras.

Madre,

Que no nos salgamos ni un poquito de Tu Inmaculado Corazón. ¡Gracias! Bendita Madre.

Paz entre miseria. Comentario para Matrimonios: Juan 14, 27-31a

Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 27-31a

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no turbe vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis.
Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el príncipe del mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que, como el Padre me ha ordenado, así actúo yo».

Paz entre miseria.

Qué misteriosa relación esa que os une, Señor. Impregnada de humildad (el Padre es mayor que yo), de obediencia (como el Padre me ha ordenado, así actúo), de amor (es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre), y de paz (mi paz os doy). ¿Qué experiencia de amor es esa, Señor? Esa que quieres compartir con nosotros y que tanto nos cuesta acoger. ¿Qué ves cuando miras al Padre? ¿Cuánto hay de Él en tu Corazón? ¡Amor misterioso! Profundísimo, pleno, lleno…
Claro que yo quiero alcanzar ese amor en nuestro matrimonio pero ¿Estoy dispuesto a beber de la copa de la humildad? ¿Y de la de la obediencia? Tú Señor no nos das la paz como la da el mundo, que la impone, sino como la das Tú, como el grano de trigo que cae en tierra y muere, y sus frutos son de paz. Que no se turbe mi corazón, Señor, y me atreva a dar el paso de creer en tu camino, pero de verdad.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Paco: Parece que estamos un poco estancados. Hemos tenido momentos buenos, otros muy buenos, pero ahora, parece que no avanzamos.
Mayte: Santa Teresa, en Las Moradas, hablaba del orgullo. Es como un barrera en el camino espiritual que no te permite avanzar al siguiente nivel, por así decir. ¿Tiendes a pensar bien de tu esposa? ¿Tiendes a verla mejor que tú? ¿La admiras a menudo? ¿Le das las gracias con frecuencia? Esas son las preguntas que te pueden hacer descubrir si hay o no hay humildad en tu corazón.
Paco: Pues el diagnóstico está claro. Y ¿Qué puedo hacer?
Mayte: Para empezar, pedir la Gracia y mucha oración, para que el Señor te muestre quién eres realmente. Pero además, te vendrá muy bien hacer actos de obediencia. ¿Tu mujer te corrige?
Paco: A menudo.
Mayte: ¿Y cómo reaccionas?
Paco: No me sienta muy bien, la verdad. Le veo tantos defectos que no entiendo que encima me corrija a mí.
Mayte: Pues si en lugar de mirarla a ella, tomas la decisión de obedecerla, te sentará muy, pero que muy bien.
Paco: ¿Y ella?
Mayte: Lo que ella tenga que hacer, ¿a ti qué? ¿Quieres experimentar lo que experimenta Cristo en ese amor sincero, gozoso, que llena tu vida de paz? Pues haz lo que Él hace para alcanzar con Él lo que Él alcanza. Ese es el premio. Esa es la promesa.

Madre,

Gracias por introducirnos en este Proyecto de Amor. Gracias por hacerme vivir estas experiencias, gracias a Dios por el don del amor. No soy digno de que compartáis estas experiencias conmigo. Os amo. ¡Alabada sea la Santísima Trinidad!

Dos amores en uno. Comentario para Matrimonios: Juan 14, 21-26

Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 21-26

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él».

Le dijo Judas, no el Iscariote:
«Señor, ¿qué ha sucedido para que te reveles a nosotros y no al mundo?»

Respondió Jesús y le dijo:
«El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.

El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.

Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho».

 

Dos amores en uno.

El que ama guardará Su Palabra, sus mandamientos. Y ¿cuál es Su mandamiento? Que nos amemos, esposos, como Él nos ha amado. Por tanto, no puedo amar a Dios a quien no veo si no amo a mi esposo a quien veo. Pero a la viceversa también se da esta regla, porque no puedo amar a mi esposo si no es con la ayuda del Espíritu Santo que enviará el Padre, porque Él me lo enseñará todo. Él me enseñará a amar a mi esposo y me recordará todo lo que Cristo ha dicho para aplicarlo a mi matrimonio. Tenemos que intentar unificar nuestro amor a Dios y a nuestro esposo.

 

Aterrizado a la vida matrimonial:

Carlos: Primero te amaba a ti, pero pasó el tiempo y mi amor se fue enfriando, decepcionado por cómo juzgaba tu amor hacia mí. Después, tú me ayudaste a encontrarme con el Señor, y me enamoré de Él, pero no estaba unido a ti. Algo me faltaba y no era feliz. Después tuve mi conversión conyugal, y entonces comprendí que amar a Dios y amarte a ti es una sola cosa. Ahora estoy completo.

Alicia: Sí, yo te ayudé a enamorarte del Señor. Yo veía Su perfección, Su misericordia, etc. Y me enamoraba Su infinita grandeza, en cambio a ti, te veía tan imperfecto, te consideraba indigno de mí… Aguantaba fiel, por Dios, pero era pura resignación. Pero después tú, me ayudaste a conocer y enamorarme de mi vocación. Ha sido hermoso el proceso. Ahora, el Espíritu está en nosotros y nos guía. Es una pasada…

 

Madre,

Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar y gozar las promesas de nuestro Señor Jesucristo, Amén.

Un amor que no se retiene. Comentario para Matrimonios: Juan 13, 31-33a. 34-35

Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ

Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Juan 13, 31-33a. 34-35

Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús:

«Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros.

Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también unos a otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros».

 

Un amor que no se retiene.

Minutos antes de ser entregado, Jesús habla de que va a ser glorificado. Aquí la “gloria” no se refiere al triunfo humano, al éxito, sino a la manifestación suprema del amor de Dios en la entrega de Jesús. Su pasión es, en la lógica divina, la revelación más profunda de su gloria: un amor que no se retiene nada, que se entrega hasta el extremo. No retengas tu amor, el amor que Dios ha puesto en tu corazón, es todo para entregarlo.

 

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Ana: ¿Sabes lo que me dijo Teresa el otro día? Que no se atreve a entregarse del todo a su esposo… por miedo a que él la decepcione.

Marcos: Qué duro… Es como tener alas, pero decidir no usarlas por miedo a caer. Así nunca se estrella, sí, pero tampoco llega a volar.

Ana: Exacto. Es el miedo a amar de verdad, a confiar sin reservas. Pero si no se entrega sinceramente, ¿cómo podrá experimentar el amor pleno? Es como si ya se estuviera rindiendo antes de empezar.

Marcos: Sí… sin entrega, no hay gloria. El amor, para ser verdadero, necesita riesgo, fe, abandono. Y ella, más que protegerse, se está perdiendo.

Ana: Me da mucha pena. Quiero ayudarla a ver que solo cuando uno se da del todo, puede descubrir quién es de verdad… y quién puede llegar a ser.

Marcos: Hazlo. Necesita a alguien que le recuerde que su valor no depende del otro, sino de quién es y a quién pertenece. Y que amar de verdad es lo único que glorifica.

 

Madre,

tú que dijiste sí sin reservas, sin saber lo que vendría, enséñanos a amar con valentía. Tú no te protegiste del dolor, ni pusiste condiciones a tu entrega.

Confiaste en el Padre, y por eso fuiste glorificada.

Ayúdanos a no vivir a medias, a no temer dar el corazón, a no encerrarnos por miedo a sufrir. Gracias bendita Madre.