Acoger y transmitir. Comentario para Matrimonios: Juan 16, 12-15

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 16, 12-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.
Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará.
Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará».

Acoger y transmitir.

Entre las personas de la Santísima Trinidad, se transmiten la verdad entregándosela unos a otros: El Padre se la entrega al Hijo y el Hijo al Espíritu Santo que a su vez la va poniendo en nuestro conocimiento.
Y nosotros, estamos llamados a acogerla de otros a los que se la ha transmitido el Espíritu Santo. Mi esposo es ministro de la gracia de Dios, y debería estar atento a ver qué le dicenel Espíritu y qué quiere decirme Dios a través de él o ella.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Carmen: Te pediría que, antes de dar tu opinión, disciernas cada cosa ante el Señor, para que pueda hablarnos a través de ti.
Luis: Tienes razón. No debo inventarme yo las decisiones y las normas. Aquí estamos para descubrir la verdad que viene del Espíritu Santo, no para construir nuestra propia verdad. Gracias por el consejo. Creo que viene del Espíritu Santo, y así me lo tomaré.
Carmen: Si lo haces así, prometo tomarme muy en cuenta tus propuestas, porque las consideraré dignas de un discernimiento serio.

Madre,

El Espíritu Santo quiere transmitirnos toda la verdad. Que estemos abiertos a escucharle y transmitir la verdad que recibimos de Él. Alabado sea por siempre.

Es de justicia. Comentario para Matrimonios: Juan 16, 5-11

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 16, 5-11

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: “¿Adónde vas?”. Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el corazón. Sin embargo, os digo es la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito. En cambio, si me voy, os lo enviaré.
Y cuando venga, dejará convicto al mundo acerca de un pecado, de una justicia y de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el príncipe de este mundo está condenado».

Es de justicia.

Entiendes, Señor, que nos dé pena que te vayas al Padre, pero es de justicia que lo hagas, porque ya bastante que pasases 33 años de abajamiento y servicio a los hombres para traernos la verdad y la salvación. No sería justo pedirte más.
Gracias Señor por tanto. Me agrada enormemente verte en el cielo sentado a la derecha del Padre como Rey de todo lo creado. Un inmenso «gracias».

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Lola: Cuánto anhelo verte, Jesús, pero Tú nos dejaste por un bien aún mayor: enviarnos al Espíritu Santo, quien nos guía a la verdad profunda del corazón.
Luis: Él nos ilumina nuestras heridas, nuestros desórdenes, nos purifica con su luz y nos conduce hacia Dios.
Lola: Sin el Espíritu, quedamos a merced del mundo, atrapados en placeres vacíos que nos alejan de lo divino y terminan por destruirnos.
Luis: Gracias Señor por el inmenso don del Espíritu Santo.

Madre,

Sólo de pensar en el valor que tendría para nosotros tener a Jesús entre nosotros, alcanzamos a entender la envergadura del don del Espíritu Santo. Alabado sea el Señor que nos lo ha enviado.

Testigos en las duras. Comentario para Matrimonios: Juan 15, 26-16, 4a

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 26-16, 4a

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo.
Os he hablado de esto, para que no os escandalicéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí.
Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho».

Testigos en las duras.

Cuando damos testimonio solemos hablar de lo bien que nos ha acabado yendo en la vida, eso sí, gracias a Dios. Pero la realidad es que podremos dar testimonio de Cristo sólo en la cruz y con la intervención del Espíritu Santo. Sólo cuando se ama en situaciones duras en que el mundo es incapaz de amar, entonces podrán ver en nosotros la acción sobrenatural del Espíritu Santo.
La pregunta es ¿Y me ofrezco yo como testigo víctima? Si la respuesta es «sí», como dice Jesús: «cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho».

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Magdalena: Santi, amo tanto al Señor que deseo a toda costa que todo el mundo lo conozca.
Santi: Para eso tienes que dar testimonio de él como esposa. ¿Cómo piensas hacerlo?
Magdalena: Sólo hay una manera, que es amándote en los momentos más difíciles.
Santi: El reto es duro, porque cuando yo me pongo difícil… Te lo pongo pero que muy difícil.
Magdalena: Ya, dímelo a mí… Pero me ofrezco como testigo, dispuesta a amarte sufriendo, para que el Espíritu Santo lo haga si así lo dispone.
Santi: Veo que amas mucho al Señor.
Magdalena: Pero me ofrezco también porque quiero amarte mucho a ti, en todas esas situaciones en las que no he sido capaz de amarte aún.

Madre,

Queremos ser esposos testigos del Amor de Cristo. Alabado sea por siempre.

Dame lo que mandas. Comentario para Matrimonios: Juan 14, 23-29

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Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Juan 14, 23-29

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.
Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.
La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo, Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis».

Dame lo que mandas.

El Señor nos da la paz con las llagas de la cruz en Su cuerpo. Por eso dice que no se turbe nuestro corazón ni se acobarde. Podría preocuparnos, pero menos mal que el Espíritu nos mostrará el camino en todas esas situaciones en las que a pesar del sufrimiento, deberemos amar como Él nos ha amado.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Juanjo: Hay gente que no está abierta a escuchar al Señor porque les da miedo lo que les vaya a pedir. ¿A ti te da miedo?
Marta: A ver, me preocupa no estar a la altura de lo que me pide, pero espero que el Espíritu Santo me asistirá en lo que necesite.
Juanjo: Sí, como decía San Agustín: «Dame lo que mandas y pídeme lo que quieras».
Marta: Pues eso. Con esa confianza me presento ante el Padre.

Madre,

Dame la los dones del Espíritu Santo que necesito para ser uno/a con mi esposo/a, que es el encargo que Dios me ha hecho. Gracias Madre.

¡Elegidos! Comentario para Matrimonios: Juan 15, 18-21

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 18-21

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros.
Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia.
Recordad lo que os dije: “No es el siervo más que su amo”. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.
Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió».

¡Elegidos!

Señor, hoy me regocijo saboreando la verdad de que he sido elegido por Ti para ser sacado del mundo.
A todos los elegidos nos has sacado del mundo, pero muy especialmente a nosotros, a mi esposo y a mí, nos has sacado del mundo.
¿El precio que hay que pagar? Que el mundo nos odie. Bendito precio que además nos asemeja a Ti nuestro Maestro.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Ana: Mis padres me dicen que me he metido en una secta y que me han absorbido el coco. Que tanta oración y tanta Misa no puede ser normal.
Jaime: Lo sé. En mi caso es mi hermana la que no me entiende. Considera que debería estar más con la familia. Pero el Señor nos ha llamado y debemos hacer caso a Dios antes que a los hombres.
Ana: Que el Señor nos ilumine y que no se lo tenga en cuenta a ellos.
Jaime: Pobres… Entiendo que no nos entiendan. A mí antes de la llamada de Ntra. Madre me habría pasado lo mismo. Pero estoy tan contento de que seamos Sus elegidos…
Ana: Y yo…

Madre,

Gracias, gracias, gracias por Tu llamada. Somos Tus elegidos. Gracias Bendita Madre.