Mi reina. Comentario para Matrimonios: Lucas 8, 1-3

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EVANGELIO

Las mujeres iban con ellos, y les servían con sus bienes.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 8, 1-3

En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, proclamando y anunciando la Buena Noticia del reino de Dios, acompañado por los Doce y por algunas mujeres, que habían sido curadas de espíritus malos y de enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes; Susana y otras muchas que les servían con sus bienes.

Palabra del Señor.

 

Mi reina.

Servir al Señor y a los discípulos con sus bienes, es precisamente lo que hacía santas a estas mujeres. Ponemos aquí unas frases textuales de San Juan Pablo II en la Carta Apostólica Mulieris Ditnitatem:

‘Jesús también dijo: «El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir» (Mc 10,45). María Santísima también, desde el primer momento de su maternidad divina, de su unión con el Hijo que «el Padre ha enviado al mundo, para que el mundo se salve por él» (cf. Jn 3, 17), se inserta en el servicio mesiánico de Cristo… Precisamente este servicio constituye el fundamento mismo de aquel Reino, en el cual «servir» (…) quiere decir «reinar». Cristo, «Siervo del Señor», manifestará a todos los hombres la dignidad real del servicio, con la cual se relaciona directamente la vocación de cada hombre.’

Estas santas mujeres a las que hoy veneramos, reinaron en la Tierra y reinarán con Cristo en el cielo.

 

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Mercedes: ¿Por qué me besas los pies?

Carlos: Porque me descalzo ante tu feminidad, ante tu entrega amorosa, ante tu delicadeza espiritual y como esposa y como madre. Porque me descalzo ante tu sabiduría de Dios y ante tu ternura de hija de María. Porque me descalzo ante ti como mediadora del amor de Dios. Porque me descalzo ante el servicio que realizas de manera abnegada, a imagen de Cristo que vino a servir y no a ser servido. Porque para mí eres un testimonio de la maternidad de Dios Padre y Madre. Porque tu pureza me preserva de lo mundano como el escudo del Rosario que me animas a rezar contigo cada día. Porque eres maestra de fe para nuestros hijos. ¿Cómo no voy a besarte los pies si soy indigno de ti?

Mercedes: Anda, levántate y abrázame, esposo mío, que he sido creada para ti y tú también lo eres todo para mí.

 

Madre,

Bendita seas por ser Esposa del Espíritu Santo y bendita seas por ser Madre de Cristo y de toda la Iglesia. En esas labores y en la de Hija de Dios, te sigues afanando cada día. Gracias Señor por la santas mujeres que has puesto en nuestra vida

RETIRO MATRIMONIOS MADRID 25 – 27 OCTUBRE 2024

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Detalles de amor. Comentario para Matrimonios: Lucas 7, 36-50

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EVANGELIO

Sus muchos pecados están perdonados, porque ha amado mucho.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 7, 36-50

En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él y, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. En esto, una mujer que había en la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino trayendo un frasco de alabastro lleno de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con las lágrimas, se los enjugaba con los cabellos de su cabeza, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo:

«Si este fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que lo está tocando, pues es una pecadora».

Jesús respondió y le dijo:

«Simón, tengo algo que decirte».

Él respondió:

«Dímelo, maestro».

Jesús le dijo:

«Un prestamista tenía dos deudores; uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?».

Respondió Simón y dijo:

«Supongo que aquel a quien le perdonó más».

Le dijo Jesús:

«Has juzgado rectamente».

Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón:

«¿Ves a esta mujer? He entrado en tu casa y no me has dado agua para los pies; ella, en cambio, me ha regado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con sus cabellos. Tú no me diste el beso de paz; ella, en cambio, desde que entré, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados han quedado perdonados, porque ha amado mucho, pero al que poco se le perdona, ama poco».

Y a ella le dijo:

«Han quedado perdonados tus pecados».

Los demás convidados empezaron a decir entre ellos:

«¿Quién es este, que hasta perdona pecados?».

Pero él dijo a la mujer:

«Tu fe te ha salvado, vete en paz».

Palabra del Señor.

 

Detalles de amor.

Jesús valora mucho los detalles de amor de la mujer pecadora, tanto, que a través de ellos reconoce su fe y la salva. Qué importantes son los detalles para el Señor. Qué importante cuidar la liturgia. Qué importante ser muy respetuosos ante Su presencia.

También son importantes los detalles entre los esposos. Dios lo es con Su Esposa. Dice Ezequiel 16, 10-12: “Te puse vestiduras bordadas, te calcé zapatos de cuero fino, te ceñí de lino, te revestí de seda. Te engalané con joyas: te puse pulseras en los brazos y un collar en tu cuello. Te puse un anillo en la nariz, pendientes en tus orejas y una magnífica diadema en tu cabeza. Lucías joyas de oro y plata, vestidos de lino, seda y bordado.”

Se trata de, como dice San Juan Pablo: “El bien que quien ama crea, con su amor, en la persona amada”. Seamos delicados con nuestros esposos, tengamos muchos detalles de amor, porque el que tiene muchos detalles es porque ama mucho, y es palabra de Dios.

 

Aterrizado a la vida Matrimonial

Laura: Cuando éramos novios eras mucho más detallista conmigo. Me sentía importante para ti, pero ahora estás incluso borde conmigo y me hablas mal. ¿Qué ha pasado? ¿Has dejado de quererme? ¿He perdido valor para ti?

Javier: Tienes razón. Perdona Laura. Voy centrando mi atención en otras obligaciones y me olvido de demostrarte que eres lo más importante de mi vida. Prometo que, desde ahora mismo, vuelves a ser el centro de mis atenciones.

 

Madre,

Con la cantidad de detalles que tienes con nosotros, ¿cómo no aprendemos de ti? Prometemos esforzarnos y tener con nuestro esposo todos los detalles que tendrías Tú con él o ella. ¿Cómo te tendrá Dios ahí en el cielo? Así debemos tenernos el uno al otro

Hijos de la sabiduría. Comentario para Matrimonios: Lucas 7, 31-35

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EVANGELIO

Hemos tocado y no habéis bailado, hemos entonado lamentaciones y no habéis llorado.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 7, 31-35

En aquel tiempo, dijo el Señor:
«¿A quién, pues, compararé los hombres de esta generación? ¿A quién son semejantes?
Se asemejan a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros aquello de:
“Hemos tocado la flauta y no habéis bailado, hemos entonado lamentaciones y no habéis llorado”
Porque vino Juan el Bautista, que ni come pan ni bebe vino, y decís:
“Tiene un demonio; vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: “Mirad qué hombre más comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”.
Sin embargo, todos los hijos de la sabiduría le han dado la razón».

Palabra del Señor.

Hijos de la sabiduría.

Es cierto que somos un poco quejicas y nada nos viene bien. El que tiene un esposo inquieto quisiera tener uno más tranquilo, y el que lo tiene tranquilo quisiera uno más dinámico. El que tiene un esposo que no habla está deseando que no sea tan hermético y el que tiene un esposo que habla está deseando que calle para descansar un ratito… Y así con el caluroso y el friolero, con el planificador y el espíritu libre o con el seriote (al que se ve como sieso o malaje) y el divertido (al que se le tacha de payaso ridículo).
Pero lo cierto es que hay otros esposos, que son los hijos de la sabiduría y que han sabido valorar el inmenso don que Dios les ha entregado. Esos le dan la razón a Dios.

Aterrizado a la vida matrimonial:

José: Cariño, antes no sabía valorar tu fe y tu religiosidad. Me molestaba y me enervaba. Pero ahora he descubierto el don de Dios que eres para mí y necesito que tires de mí en eso, porque te necesito.
Elena: Yo tampoco sabía valorar tu don de socializar con la gente. Me hartaba y me quedaba en casa sola por mi cuenta para estar un poco tranquila. Ahora me dejo llevar por ti y te acompaño a todo lo que organizas, y me encanta compartir experiencias contigo y con la gente. Doy gracias a Dios por ti
José: Y yo por ti.

Madre,

Dios me ama tanto que me ha dado en mi esposo muchísimo más de lo que merezco. Permite Madre que sea hijo de la sabiduría para saborear todo lo que viene de Dios. Alabado sea por siempre

Sometidos por amor. Comentario para Matrimonios: Lucas 7, 11-17

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EVANGELIO

¡Muchacho, a ti te lo digo, levántale!
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 7, 11-17

En aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, y caminaban con él sus discípulos y mucho gentío.

Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba.

Al verla el Señor, se compadeció de ella y le dijo:

«No llores».

Y acercándose al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo:

«¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!».

El muerto se incorporó y empezó a hablar, y se lo entregó a su madre.

Todos, sobrecogidos de temor, daban gloria a Dios, diciendo:

«Un gran Profeta ha surgido entre nosotros», y «Dios ha visitado a su pueblo.»

Este hecho se divulgó por toda Judea y por toda la comarca circundante.

Palabra del Señor.

 

Sometidos por amor.

Descubrimos en este Evangelio una “dependencia” del Señor hacia nosotros. Es el amor el que le lleva a someterse a nosotros ¡Increíble! Pero ¿qué clase de amor hace que todo un Dios se someta a Sus criaturas? Un amor inexplicable para el ser humano, un amor que sólo se comprende por la acción del Espíritu Santo. El mismo amor que provoca el sometimiento mutuo de los esposos. ¿Cómo entender si no, ese “someteos los unos a los otros en el temor de Cristo”? Es el amor más grande el que hace posible que uno quede “sujeto” al otro. No te puedes desentender de los sufrimientos de tu esposo, como hace Jesús. No puedes dejar de agradarle, como hace Jesús en Su sometimiento al Padre. Esposos, someteos los unos a los otros como al Señor.

 

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Manolo: Estaba intentando descubrir hasta qué punto somos uno, y me he dado cuenta de que, cuando el amor de Dios está entre nosotros, no hay nada tuyo que no me influya, no hay cruz que no comparta contigo, no hay deseo tuyo que no me interpele, no hay queja tuya que no me llegue hasta lo más hondo de mi alma.

Nuria: ¡Ay cariño! Qué cosas más bonitas y profundas me dices. Quién te ha visto y quién te ve.

Manolo: Sí, es que, cada día te amo más. Al principio vivía contigo, después empecé a vivir para ti y ahora, cada vez más, con la ayuda de Dios, estoy en ti. Sé que meto muchas veces la pata, pero soy completamente tuyo.

Nuria: Lo sé. Noto muchos cambios en ti, y me siento orgullosa de tu camino de santidad. Doy muchas gracias a Dios por ello. Sé que todo esto es obra Suya, porque un cambio así, no puede ser humano.

 

Madre,

Cuánto impacta un sometimiento por amor. El Señor nos lo enseñó en Su vida terrenal y nos lo enseña cada día en su presencia real en la Eucaristía y en cada uno de nosotros. Alabado sea nuestro Señor.