EVANGELIO
Satanás está perdido.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 3, 22-30
En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían:
«Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios».
Él los invitó a acercarse y les hablaba en parábolas:
«¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa.
En verdad os digo, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre».
Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.
Palabra del Señor.
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Momento para unirse.
Diablo, “diábolo”, es el que desune, divide. ¿Qué cosas desunen tu familia? Quizás en un buen día para apagar la tele, cortar el wifi y sentarnos a hablar, en familia. ¿Qué podríamos hacer para unirnos más? Es el momento de preguntarle a mi esposo, a mis hijos, uno por uno. Quizás no se lo he preguntado nunca. Quizás hace mucho que no se lo pregunto. Pero tengo que ocuparme, porque una familia dividida, no puede subsistir, y yo, no quiero quedarme sin lo más importante de mi vida, mi familia.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Juan: Chicos ¿Qué valor le dais a vuestra familia?
Niños: Mucho. Sois muy importantes para nosotros.
Alicia (esposa): Para mí, es lo más grande que tengo.
Juan: Para mí, también sois muy importantes. Si no os tuviera, me moriría. Mi vida no tendría sentido. Entonces, si para todos es tan importante ¿Qué proponéis que hagamos para que esta familia estemos más unidos?
Jaime (hijo mayor): A mí, papá, me gustaría conocerte más. Estás poco en casa y mi relación contigo se limita a tus instrucciones de padre. Pero me gustaría saber más sobre ti.
María (Hija mayor): A mí me gustaría poder hablaros de mis cosas sin sentirme juzgada bajo vuestros parámetros de padres. Muchas veces siento que no puedo ser yo con vosotros, tengo que aparentar ser la chica perfecta que esperáis de mí.
Los más peques: A nosotros nos gusta también hablar de cosas. Pero no vale regañar ¿eh?
Alicia: Yo tengo la solución ideal. Así de primeras, os sonará un poco raro, pero me han hablado del tema y creo que está dando muy buenos resultados. Se trata de sacar un tema diferente cada día, un tema profundo, y poner sobre la mesa cada uno cómo vive esa cuestión. Pero en ese tiempo, nadie critica a nadie, ni regañamos a nadie. Simplemente nos escuchamos para conocernos. Tampoco se utiliza esa conversación después para hacer correcciones o reproches. Ese debe ser el compromiso. (Se dirige a los peques con aire misterioso) Es el momento para contar secretos…
María: Suena bien, Mamá. Y ¿De dónde sacamos esos temas profundos?
Alicia: Del Evangelio del día. Pero no digáis que no sin haberlo probado. Os propongo probarlo durante un tiempo y ver qué pasa. Además, los que lo hacen, dicen que el Espíritu Santo actúa y une a la familia de una forma nueva, que ningún otro lazo es capaz de unirlos así.
Juan: Vale. Pues probemos. No tenemos nada que perder. ¿No os parece?
(Familia que reza unida…)
Madre,
Reina de la familia, ruega por la nuestra. Amén.
Preciosa idea la que nos proponen hoy.
Gracias por vuestra entrega infinita.
Eso está muy bien pensado para ese tipo de familia en concreto. Pero para otros lo mejor sería empezar por los esposos que tienen que fortalecer su unión y sin perder sus propias ideas convivir mediante el diálogo a fin de crear una atmósfera de afectuosa y pacidixca en su hogar . Desde ahí irse abriendo y a los hijos y dándoles oportunidades u ocasiones de participar.
Virgen María ayúdanos a perseverar en este empeño y a resolver cuanto antes cualquier tipo de discordia.