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EVANGELIO
Estaban al acecho para ver si curaba en sábado.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 6, 6-11
Un sábado, entró Jesús en la sinagoga y se puso a enseñar.
Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada.
Los escribas y los fariseos estaban al acecho para ver si curaba en sábado, y encontrar de qué acusarlo.
Pero él conocía sus pensamientos y dijo al hombre de la mano atrofiada:
«Levántate y ponte ahí en medio».
Y, levantándose, se quedó en pie.
Jesús les dijo:
«Os voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer el bien o el mal, salvar una vida o destruirla?».
Y, echando en torno una mirada a todos, le dijo:
«Extiende tu mano».
Él lo hizo y su mano quedó restablecida.
Pero ellos, ciegos por la cólera, discutían qué había que hacer con Jesús.
Palabra del Señor.
Misericordia irresistible.
Señor, tu misericordia es más fuerte que nuestras malas intenciones, más fuerte que la acusación, que el pecado, que las enfermedades. Entonces ¿Qué te impide invadir del todo mi corazón? Yo mismo. Que a veces desconfío o simplemente estoy mirando para otro lado.
Allá por donde vas, curas, sanas, reconstruyes, alimentas. Los fariseos sabían que no ibas a poder resistirte y curarías a aquel enfermo. Yo sé que no puedes resistirte a curarme.
Contágiame de Tu misericordia, para que en esas situaciones en las que a mi esposo le envuelve la oscuridad y el pecado, sea capaz de ver la perla preciosa que sigue habiendo en él/ella.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Paco: (Rezando) Señor, otra vez está mi esposa en un plan insoportable. Borde, exigente, con el careto… Pero yo sé que tienes un deseo de misericordia irresistible. Lléname de ti, Señor, lléname de Tu amor para que vea en ella su valor en este momento y que, con Tu amor, apague su fuego, su angustia. Aquí, postrado ante Ti, en el Santísimo Sacramento, te pido que me llenes de Tu amor. Quiero darle lo que Tú quieres darle. Sé que está en un momento de tribulación y quieres ayudarla. Haz que yo sea instrumento Tuyo, que ponga paz en su angustia, alegría en su tristeza, esperanza en su hartura. Lléname Señor, lléname de Tu Espíritu, lléname de Tu misericordia. Alabado seas Señor.
(Y llegó a su casa, y el Señor permitió que fuera instrumento de Su misericordia y él experimentó cuánto la amaba Dios).
Madre,
Cuánta esperanza produce conocer a Cristo, Sus sentimientos, Sus motivaciones. No puede evitar amarme, no puede evitar perdonarme, no puede evitar sanarme. ¡Cuánto me gustaría actuar así con mi esposo/a! Alabado sea el Señor que tiene un corazón Grande para Amar.