EVANGELIO
Perdonad, y seréis perdonados.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 6, 36-38
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».
Palabra del Señor.
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Más de lo esperado.
Qué maravillosa la promesa del Señor. Él no se conforma con darnos lo que esperamos, sino mucho más. Él quiere darnos una medida rebosante. Pero claro, no puede hacerlo si medimos a nuestro esposo con una medida menor de la Suya. Es Su hijo o hija. ¿A qué padre le gusta que hablen mal de sus hijos?
Por eso el Señor considera que los juicios entre nosotros son muy graves. Qué importante es para Él que valoremos a nuestro esposo como el tesoro maravilloso que Él me ha entregado, aquel por quien da la vida. El Señor no va a permitir que un tesoro así lo desprecie o lo minusvalore. Mi esposo vale mucho para Dios y como dice el Papa Francisco: la mirada que valora tiene una enorme importancia.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Leticia: Si analizamos los motivos por los que nos sentimos mal entre nosotros, acabamos descubriendo que, en el fondo, el motivo de nuestra insatisfacción en el amor es que no nos sentimos valorados el uno por el otro. Si te sintieses valorado por mí ¿Te sentirías amado?
Juan: Yo sí.
Leticia: Yo también. Entonces, lo tenemos fácil. Valorémonos según el valor inmenso que Dios nos ha dado y estaremos transmitiéndonos lo que Dios quiere. Y Dios hará que vivamos entre nosotros una experiencia rebosante.
Juan: La verdad es que, tienes razón. Es tan sencillo… Y lo hacemos tan complicado.
Leticia: Lo que pasa es que tenemos ya un hábito de mirarnos mal que casi que nos salen solos los desprecios. Tengo que esforzarme mucho para purificar mi mirada.
Juan: Nos va a costar, pero ¡Vamos a ello! El premio lo merece. Soñamos con vivir un matrimonio pleno.
Madre,
Todo el desorden nos viene porque no valoramos a Dios ni Sus dones en su justa medida. Limpia mi mirada Madre y permite que vea a mi esposo como Tú le ves. Alabado sea el Señor que es tan generoso con nosotros.
No juzgar, me parece superdificil, haber si dios me quita el hábito de juzgar, porque podía haberme preparado las oposiciones de judicatura
Siempre tendemos a juzgar y la verdad que sí hay algo que juzgar es al pecado y nunca al pecador por qué en ese estado estamos todos .
También nos dice el Señor que es de caridad cristiana corregir el error y a nuestro prójimo si va por mal camino .
No confundamos el juzgar con corregir , existe una gran diferencia y nuestros tiempos parece que haya perdido la cuenta .
Señor danos siempre esa caridad cristiana para saber dónde está el error y danos siempre el don de nunca juzgar a nadie si no queremos ser juzgados por ti , mi Señor . Que mi matrimonio se mantenga con la templanza de la caridad donde nos aconsejamos mutuamente sin juzgarnos .
Madre de los esposos ruega por nosotros . Amén