EVANGELIO
Repartió a los que estaban sentados todo lo que quisieron.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 1-15
En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del mar de Galilea, o de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: -«¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?». Lo decía para probarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer. Felipe le contestó: – «Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo». Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: – «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero, ¿qué es eso para tantos?». Jesús dijo: – «Decid a la gente que se siente en el suelo». Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: -«Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se pierda». Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: – «Este es verdaderamente el Profeta que va a venir al mundo». Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.
Palabra del Señor.
Nota: Proyecto Amor Conyugal anuncia un retiro para matrimonios que se celebrará en Madrid entre los días 16 y 18 de junio.
Hay pocas plazas. Para más información pincha aquí:
https://proyectoamorconyugal.es/retiro-matrimonios-proyecto-amor-conyugal-madrid-16-17-18-junio-2017/
Los dones de mi esposo.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)
Cuántas veces miramos los dones de nuestro esposo y nos parecen insuficientes. ¿Me interesan para lo que yo quiero o para lo que Dios quiere? Para lo que Dios quiere desde luego que son suficientes. El Señor le pide al Padre por nosotros y consigue para nosotros todo lo que necesitamos.
El matrimonio es un don de Dios que fue “diseñado” para que crezcamos juntos y juntos lleguemos a la plenitud. Pero ¿Qué son los dones de mi esposo para la inmensa sed de amor verdadero que yo tengo? Aunque nos puedan parecer pocos (como le pasaba a Felipe cuando Jesús le pone a prueba), con ellos el Señor tiene lo que necesita para alimentarme y saciarme. Hagamos hoy como los discípulos, ofrezcámosle los dones de nuestro esposo y pidámosle que obre el milagro.
Cuando le preguntaron a Javi por los dones de su esposa, sólo pudo decir tres: Que era muy responsable, ordenada y tenaz. Al preguntarle a ella, también consiguió sacar tres: No le cuesta perdonar, no se agobia por nada y no le gusta discutir. ¿Dónde iban con tan pocos dones? Lo primero que ocurría es que cada uno tenía muchos dones más que no eran capaces de ver. Pero veamos qué hizo Dios concretamente con éstos. Cuando ambos comprendieron que el otro era un don de Dios, tal como es, lo acogieron como tal. Javi se apoyaba en su esposa para ser fiel a la oración, porque por su carácter poco riguroso, le costaba. Esto le llevó a tener una relación mucho más profunda con el Señor y por tanto experimentó un gran cambio y un crecimiento muy importante en su relación con su esposa y con los demás en general. Rosa por su parte, aprendió de Javi que en última instancia las cosas dependen de Dios y no tanto de ella. Esto le llevó a estar mucho más relajada, ser menos exigente con los demás y más misericordiosa. Ahora Javi y Rosa, pueden estar un buen rato hablando de los dones de su cónyuge y cómo con cada uno de ellos, Dios está haciendo un milagro en él o ella. Ambos dieron un gran salto como personas y tuvieron un acercamiento mucho mayor a Dios, entre ellos y al prójimo. Son los milagros que Dios hace cuando ponemos nuestros dones en Sus manos y acogemos los que Él nos ha entregado en nuestro esposo, para mayor gloria Suya.
Madre:
Al Señor lo quisieron hacer rey porque les daba de comer un alimento terrenal. Sin embargo el Padre lo hace Rey porque nos da un alimento para la vida eterna. Alabado y bendito sea por siempre el Señor. Señor, te ofrecemos a nuestro esposo y te pedimos para que junto con él, te demos gloria. “El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres” (Salmo 125).