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EVANGELIO
La gente alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 1-8
En aquel tiempo, subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fue a su ciudad. En esto le presentaron un paralítico, acostado en una camilla. Viendo la fe que tenían, dijo al paralítico:
«¡Animo, hijo!, tus pecados te son perdonados».
Algunos de los escribas se dijeron:
«Este blasfema».
Jesús, sabiendo lo que pensaban, les dijo:
«¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate y echa a andar”? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados – entonces dice al paralítico -: “Ponte en pie, coge tu camilla y vete a tu casa”».
Se puso en pie, y se fue a su casa.
Al ver esto, la gente quedó sobrecogida y alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.
Palabra del Señor.
Lo visible y lo invisible.
Tienes razón, Señor. Quizás me preocupa más una enfermedad que un pecado y a lo mejor acudo con más esperanza al médico que a la confesión. Quizás le tenga más miedo a una enfermedad mortal que a un pecado mortal, cuando de la primera depende mi vida terrenal y del segundo mi vida eterna. Sigo dándole más importancia a las cosas de la carne que a la pureza de mi corazón. Sigo dándole más importancia a defenderme yo que a dar gloria a Dios. Más importancia al qué dirán que a construir el reino de Dios en este mundo.
Para Dios es más fácil curar el cuerpo (lo visible), sin embargo, le da mucha más importancia a curar el alma (lo invisible).
Aterrizado a nuestro matrimonio:
Patricia: Mi marido y yo nos llevamos bien. Cada uno se reserva su espacio, su tiempo para cuidarse. Yo voy por las tardes al gimnasio y él se acuesta pronto y se va a correr por las mañanas antes de ir a trabajar. ¿Y tu esposa? ¿No hace deporte?
Pedro (esposo de María): María, mi esposa, me anima a pasear juntos los fines de semana, y algún día entre semana que nos queda tiempo, aunque a mí me suele dar pereza. Luego me alegro, porque aprovechamos para charlar de nuestras cosas y, la verdad, nos enamoran mucho esas escapadas. Como los niños mayores ya se pueden hacer cargo un rato de los más pequeños, tenemos esa bendición.
Patricia: A mí no me gusta nada salir a correr con David. Él lleva su ritmo y le molesta tener que esperarme, dice que le bajo la media, así que acabé diciéndole que corriera él solo. Yo no salgo con él para no tener que oírle, salgo sola que me relaja más.
Pedro: Yo, cuando más disfruto y me relajo es cuando rezo con María. Noto que nuestra unión se hace más fuerte. Es el Espíritu, que nos une, de verdad, lo noto. Fortalece nuestras almas… Al principio nos costaba, pero ahora, me encanta rezar con ella. Es nuestro mejor ejercicio del día.
Madre,
Es una pena que limitemos nuestra vida con tanto centrarnos en este mundo, y nos olvidemos de la grandeza que Dios tiene preparada para nosotros. Es para llorar, cómo Dios nos preparó un plan tan maravilloso, tan hermoso, y nosotros lo despreciamos. Hoy Madre, retomo con alegría el compromiso de trabajar por el plan de Dios para nuestro matrimonio, a partir de hoy, Madre, en mi matrimonio no habrá rebajas. Alabado sea el Señor, que nos ha dado todo para llegar a ser grandes. Gloria a Dios.
¡Madre, hoy, con Santa M. Goretti en el Santoral, con los 50 años de matrimonio, que nos bendecirá nuestro hijo sacerdote, la vigilia de Tu Asunción, al hacer el proyecto, vuelvo a escribirte en público, lo que cada día, en muchos instantes, te digo en privado.
Gracias, Madre, por habernos dado a Tu Hijo, y con Tu intercesión, Él está en el centro de nuestro matrimonio. No somos dos cónyuges, sino tres. Sin vosotros no podríamos haber llegado a este punto, con tantos años, primero de todo: «unidos en la oración». Desde el despertar ; en laudes; el proyecto… ; el Ángelus; la coronilla; el rosario; vísperas y como obra suprema: «LA EUCARISTÍA» (vespertina). Las completas las solemos hacer juntos en el lecho, pero en silencio(porque, mi marido las reza por el breviario y a mi me dicen más, deciros lo que, en esos momentos, me dicta mi corazón, en su silencio. Por ello y tantas gracias, a pesar de los pesares, Te repito y Te ruego llegue hasta la Santísima Trinidad, ¡¡¡GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS Y PERDÓN POR LO NO VIVIDO EN VUESTRAS PRESENCIAS!!!
Preferimos la pureza del corazón, alma y cuerpo a todas las vanaglorias de esta vida, porque nuestros ojos miran al cielo y pisando sobre Vuestras Huellas, poderos contemplar tal cual nos ha prometido el Señor!
¡Amén!