La llamada de Dios es personal. Una llamada a un plan exclusivo y grandioso que me llena el alma de alegría y de gozo. Qué importante es renovar esa llamada, mantener la ilusión, responder con un amor verdadero, profundo, como Dios quiere.
EVANGELIO
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 4, 18-22
En aquel tiempo, pasando Jesús junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores.
Les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó.
Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
Palabra del Señor.
Avisos:
- Retiro en Navarra: 14, 15 y 16 de diciembre (Casa de Javier) Infórmate aquí: http://wp.me/p6AdRz-1r4
- Retiro en Madrid: 18-20 de enero (Casa Oblatos)
- Anuncio en Valencia: (Inauguramos ciudad!!) Viernes 25 de enero a las 20:30 en la parroquia de San Pascual Bailón.
- Retiro en Sevilla: 15-17 de febrero en Betania
- Retiro en Madrid: 22-24 de febrero (El Escorial)
- Retiro en Madrid: 8-10 de marzo (Casa Oblatos)
Le llenaría el alma.
Hoy es San Andrés Apóstol, y el Evangelio relata su llamada. En otro relato, cuenta el primer encuentro de Andrés con Jesús, y cómo el apóstol recordaba hasta la hora en que sucedió. Debió ser una experiencia muy especial para él, que le llenaría el alma de felicidad y de gozo. La llamada de Dios es así, personal, a un plan exclusivo y grandioso.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Magüi: Jose, ¿cómo viviste tú la llamada de Dios a tu vocación?
José Luis: ¿Cómo la viví? Maravillosamente. Recuerdo el día que nos conocimos, fue el día que menos me esperaba, y resultó ser muy especial. ¿Recuerdas? Estaba bailando sevillanas con mi amigo Enrique, para enseñarle, y en esa situación tan ridícula, llegaste tú. La verdad es que nos lo estábamos pasando genial, haciendo el tonto y partidos de risa… Y te vi acercarte desde lejos. Me quedé impresionadísimo con tu belleza. Me pregunté ¿Qué hace una chica tan preciosa en este sitio? Aquel día estuvimos de broma tocando palmas, jugando a evitar dar la última de cada estrofa, la que se da siempre con más ganas, y a ti siempre se te escapaba. ¿Te acuerdas? Y nos reíamos. Me encantó tu dulzura, tu mirada, tu inocencia… Pero yo había quedado con mis padres en ir a cenar, así que me tuve que marchar. Cené a traganudo y volví, tan rápido, que a pesar de mi agilidad de entonces que solía bajar las escaleras de tres en tres y de vez en cuando veces me saltaba tramos enteros, ese día me pasó lo que nunca me había pasado: Me caí por las escaleras y me quedó una marca que aún conservo…
Magüi: Yo recuerdo el día que me hablaste de boda por primera vez. Fue al poco de conocernos. Estábamos en la piragua, yo estaba mirándote mientras remabas, como solía hacer a menudo… Me sorprendió mucho que lo tuvieras tan claro.
José Luis: Sí. Había algo (ahora sé que es Alguien) que me decía que ibas a ser mi esposa. También recuerdo el día de nuestra boda como algo increíble. Era mi llamada, que me llenó el alma de alegría y de gozo. Estaba pletórico.
Magüi: Sí, nunca he ido a una ceremonia de boda tan bonita como la nuestra. Y además, Monseñor Emilio Benavent que nos casó, nos dedicó una homilía que ha significado mucho para nosotros ¿Verdad?
José Luis: Sí, mi hermano dejó el vídeo conectado durante toda la homilía y un aniversario nos dedicamos a transcribirla entera. Parecía que nos hablaba de muchas cosas que estamos viviendo ahora. Estábamos llamados a ello, y nosotros a por uvas…
Magüi: Jajaja, sí. Pero qué importante es renovar esa llamada. Mantener la ilusión. Revivir aquellos momentos pero desde nuestra madurez. Responder a aquella llamada con un amor cada día más verdadero, más profundo, más como Dios quiere.
Madre,
Doy gracias a Dios por mi vocación. Sé que la he “maltratado” muchas veces y he renegado de ella. Lo digo con tristeza, porque sé que ha sido por la dureza de mi corazón. Pero Madre, reconozco en ella una llamada muy especial de Dios a algo de lo que no soy digno. Alabado sea el Señor!!
¡¡¡Gracias Magüi y José Luís!!!