EVANGELIO
Sé quien eres: el Santo de Dios
Lectura del santo evangelio según san Lucas 4, 31-37
En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente.
Se quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad.
Había en la sinagoga un hombre que tenla un demonio inmundo, y se puso a gritar a voces:
-« ¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.»
Jesús le intimó:
-«¡Cierra la boca y sal!»
El demonio tiró al hombre por tierra en medio de la gente, pero salió sin hacerle daño.
Todos comentaban estupefactos:
-« ¿Qué tiene su palabra? Da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen.»
Noticias de él iban llegando a todos los lugares de la comarca.
Palabra del Señor.
La plata brilla por dentro.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)
Todos tenemos males que nos torturan. No los queremos. Nos retorcemos de dolor por tenerlos tan enquistados que por más que nos esforzamos, no podemos arrancarlos de nosotros. Y es que la manera no es luchar contra el mal, bueno sí, queremos decir que la manera no es ir directa y expresamente contra el mal porque el Demonio es mucho más fuerte. No se trata de estar todo el día pendientes de eliminarlo y atentos a cuánto hemos sido capaces de superarlo hoy. La manera es llenarnos del Señor, porque el mal reconoce a la fuente del bien y del amor y sabe que ha venido a acabar con él.
Hubo un tiempo en que vivimos un matrimonio arrasado por las turbulencias del dolor mutuo y anegado por la oscuridad de una mirada incapaz de ver el brillo y la belleza del esposo. Cuando nos planteábamos qué hacer, no sabíamos por dónde empezar. Había tantos frentes abiertos… todos ellos imbatibles…
La solución no fueron un conjunto de técnicas de autocontrol y refuerzo de la autoestima, para luchar contra toda aquella negatividad que nos desgastaba y desgastaba nuestra relación. La solución fue llenarnos poco a poco de Él: El Santo de Dios. Jesús Nazareno. El que aprendió a ser hombre en una familia, empezó a enseñarnos a nosotros a ser esposos y familia. Era Él que con el impresionante poder de su Palabra, iba limpiando todo aquel desaguisado. No era alguien externo a nuestra relación, no se limitaba a estar presente en momentos puntuales, sino que se fue adentrando en nosotros, en nuestra vida de esposos, en la esposa, en el esposo, como poseyéndonos, a la par que iba callando el mal y saliendo de nosotros, iba cambiando nuestra expresión, nuestra mirada, nuestras ilusiones, nuestros desafíos, nuestras prioridades, etc. Lo iba haciendo todo nuevo.
Hoy celebramos nuestras Bodas de Plata. Pensábamos celebrarlo a lo grande, llevábamos años con una enorme ilusión de dar gracias a Dios por tantos dones, pero parece ser que para Dios, la plata forjada en estos años no tiene que brillar por fuera, sino por dentro. El Señor ha querido que lo celebremos de una forma sencilla, en la intimidad. Él quiere nuestro corazón de esposos, y el nuestro lo tiene, lo ha conquistado y se ha hecho con él.
Somos esposos por la gracia de Dios, somos padres por la gracia de Dios, hemos construido un hogar por la gracia de Dios. Hoy, nos mirábamos a los ojos a las 0 horas y mientras nos felicitábamos mutuamente con un beso de amor, experimentábamos una unión y una plenitud que no merecemos ¿Cómo expresarlo? ¿Cómo se lo podremos pagar?
¡Ánimo esposos! todos hemos sido creados para participar Su Amor. Alabado sea el Santo de Dios que ha derramado su gracia sobre nosotros.
Tal como pide el Papa que hagamos a diario, oramos por el sínodo de la familia:
https://proyectoamorconyugal.es/oracion-a-la-santa-familia/