La parábola de los esposos.
Vivimos una vida feliz cuando seguimos el plan de Dios para nosotros. Pero Dios es muy grande para el hombre y no podemos entenderlo por nuestros medios. Para nosotros, las cosas de Dios son un misterio. La vida, nuestro matrimonio, la felicidad… todo es un misterio para el hombre.
Vemos a mucha gente buscando desesperadamente la felicidad por su cuenta y no la encuentran. Eso sí, suelen confesarlo sólo en privado. Por fuera aparentan ser felices.
Bien, y ¿cómo hacemos para encontrar esa felicidad en nuestro matrimonio y en nuestra vida?.
Tres claves nos dan hoy los padres de la Iglesia: 1.- Querer encontrar la verdad. 2.- La Caridad (el amor) y 3.- La fe.
1.- Querer ver: Dice S. Juan Crisóstomo: « «Porque al que tiene se le dará». Como si dijera: a aquel que tiene deseo y celo se le dará todo lo que viene de Dios; por el contrario, a aquel que está privado de este deseo y no pusiere de su parte cuanto puede para conseguirlo, ése no recibirá los dones de Dios y lo que tiene se le quitará, no siendo Dios el que se lo quita, sino el hombre que se hace indigno de poseerlo. »
2.- La caridad: Remigio: “al que tiene caridad, se le darán las demás virtudes, y al que no la tiene, se le quitarán las otras virtudes, porque sin caridad no puede haber bien alguno.” Si sacas el amor de tu vida, te quedas sin nada.
3.- La fe: San Hilario: “Y por eso la fe en el Evangelio tiene la plenitud de los dones, porque una vez recibida nos enriquece con nuevos frutos, mientras que si se rechaza nos quita los dones que hemos recibido en el primer estado de naturaleza.” El Evangelio es Cristo: Camino, verdad y vida.
La clave es la Caridad (el verdadero amor). Si la sacas de tu vida, lo pierdes todo. Si la sacas de tu matrimonio, se le quitará hasta lo que tiene. Como dice la primera lectura: “Yo os conduje a un país de huertos, para que comieseis sus buenos frutos; pero entrasteis y profanasteis mi tierra, hicisteis abominable mi heredad.” Esto ha hecho el mundo de hoy con el matrimonio.
Para encontrar el verdadero amor hay que querer, esforzarse. El Evangelio no es una ideología. La parábola hace que nuestra experiencia nos lleve a descubrir que Dios está presente en lo cotidiano de nuestro matrimonio y nuestra familia. Es una experiencia en común, que está oculta a los que no la viven. Nos hace juntos observadores de la verdad, nos invita a buscar. O lo vives o no lo entiendes. Es la experiencia de seguir a Cristo lo que nos abre los ojos. Nos hace ver las cosas de otra manera.
Dichosos vosotros, Esposos, que dedicáis tiempo a entender y trabajar vuestro matrimonio porque muchos desearon ver lo que veis y no lo vieron. Dichosos vosotros que os sabéis mendigos de la gracia de Dios, porque muchos quisieron oír lo que oís y no lo oyeron.
Oramos con el Salmo: ¡Qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios!, los humanos se acogen a la sombra de tus alas; se nutren de lo sabroso de tu casa, les das a beber del torrente de tus delicias.