EVANGELIO
Yo he venido al mundo como luz.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 12, 44-50
En aquel tiempo, Jesús dijo, gritando:
«El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas.
Al que oiga mis palabras y no las cumpla, yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, esa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo, lo hablo como me ha encargado el Padre».
Palabra del Señor.
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Juzga o Salva.
En el cielo habrá una unión plena de nuestras subjetividades. Mientras, cada uno tendrá su visión de cada situación, y normalmente no coincidirá. Los esposos tenemos prioridades diferentes, expectativas diferentes, sensibilidades diferentes, hablamos lenguajes diferentes. Y ¿pretendemos coincidir en nuestras versiones? A esto se une que el demonio se vale de todo esto para que nos juzguemos y nos echarnos en cara el uno al otro actitudes que valoramos cada uno desde nuestros criterios. Nuestro corazón está afectado por el pecado y esos criterios nunca serán los de Dios.
Si Cristo no ha venido a juzgar sino a salvar yo ¿qué plan tengo con mi esposo? El verdadero culpable de todo es el maligno y nos utiliza, así que, no le entreguemos la victoria en bandeja. Estamos aquí para ayudar a salvarnos, esa es nuestra misión.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Marian Juicio: Felipe, eres un vago. Ahí tirado en el sofá. ¿No ves todo lo que hay que hacer? ¿Es que no se te mueve nada por dentro?
Marian Salva: Felipe, con lo bien que sabes doblar tú las camisas. ¿Te vienes conmigo y las doblamos juntos? Luego, cuando acabemos, me siento contigo a ver el fútbol…
Felipe Juicio: Marian, estás todo el día histérica, insoportable. No hay quien te aguante…
Felipe Salva: Marian, ven, siéntate a mi lado. Cuéntame qué te pasa, que te veo pasándolo mal. Déjame que te escuche e intente ayudarte…
Madre,
Sólo el que se entrega construye, sólo el que se sacrifica da vida. Que llevemos siempre esa actitud de salvar con Cristo. Por Él, con Él y en Él. Amén.
Me quedo muy grabadolo que dijo Jesús: yo no vine a juzgar sino a salvar el mundo. Que bueno sería si se llega a coincidir siempre en no juzgar al otro, porqué también duele y siendo matrimonio debe haber una comunión entre los dos. Algún día puede ser qué uno no converse pero si también hablar con amor lo que no agrada o molesta.
Hay que prestarse mutua atención en lo que al cónyuge precisa de nosotros sobre todo en momentos concretos bien por situaciones difíciles, inesperadas, etc.
Lejos de criticar hay que observar el ánimo y la realidad por la que ese ánimo está necesitando nuestra ayuda, nuestro apoyo.
Todo antes de criticar sin ver, ni saber qué le está ocurriendo a nuestra esposa/o.
Virgen María, Madre Ntra. Ayúdanos a vivir en armonía y estar solícitos en los momentos oportunos.