EVANGELIO
¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 11-19
Una vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:
«Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».
Al verlos, les dijo:
«Id a presentaros a los sacerdotes».
Y, sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias.
Este era un samaritano.
Jesús tomó la palabra y dijo:
«¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero? ».
Y le dijo:
«Levántate, vete; tu fe te ha salvado».
Palabra del Señor.
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Frente a los problemas.
Cuántas cosas nos da el Señor. A veces valoramos sólo aquello que nos da que se ve y se toca. Hoy en día los matrimonios identifican su desamor con problemas terrenales que lo causan, y esperan que se pasen esos problemas para que vuelva el amor. Pero la solución no es terrenal, la solución es espiritual, y sólo los que tienen fe son definitivamente salvados. Son los que agradecen a Dios, porque sólo ellos reconocen Su mano en esa sanación.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Andrés (al comienzo del retiro): Me quedé sin trabajo, la niña cayó en una enfermedad que nos tiene bastante pendientes de ella en el hospital. Marta está muy agobiada porque le toca seguir sosteniendo la familia con su trabajo y además las tareas del hogar y además lo de tener que ir al hospital. Hay mucha tensión entre nosotros. Discutimos por todo. A ver si salimos ya de esta mala racha…
(Tres meses después)
Tutores de Mesa: ¿Qué tal, Andrés? Qué alegría verte. ¿Cómo vais?
Andrés: Nos ayudó muchísimo el retiro y lo que nos dijisteis en aquella comida. La causa de nuestro desamor no eran los problemas que teníamos, era nuestro pecado. Nos dedicamos a verter agua cristalina en nuestro amor empobrecido por los malos hábitos, y todo ha cambiado.
Tutores de Mesa: ¿Has encontrado trabajo?, ¿La niña ha salido del hospital?
Andrés: No, eso sigue todo igual, pero ahora lo vemos de otra forma. Tenemos una visión más trascendental de todo, gracias a la oración conyugal y la Eucaristía. Ahora lo vivimos todo con otra paz sabiendo que Dios se ocupa de nosotros. Se acabaron las tensiones, nos apoyamos el uno en el otro… Es increíble cómo llevando el mismo peso, con amor parece que la carga no pesa nada. Al contrario, enfrentarnos juntos a estos problemas nos está uniendo un montón.
Tutores de Mesa: Qué bien. Pues dar muchas gracias a Dios. Él se ha encargado de sanar vuestra relación. Él te dice hoy a cada uno de vosotros dos: Tu fe te ha salvado.
Madre,
Qué grande es estar en las manos de Dios. Que belleza adquiere el matrimonio a pesar de las dificultades y circunstancias. Nos encanta la vida con el Señor. Gloria a Él por siempre jamás.
Nosotros los dos estamos enfermos tenemos esquizofrenia y Dios no nos ha abandonado jamás a parte de la pobreza material y las miserias de cada uno, pero miramos hacia atrás y vemos los cambios .
Él no nos rechaza a pesar de que no cumplimos con todo, por el contrario nos premia por su infinita misericordia, y eso nos lleva a esforzarnos más.
Bendiciones, les deseo lo mejor, ser santos.