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EVANGELIO
Estad preparados.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 24, 42-51
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa.
Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.
¿Quién es el criado fiel y prudente, a quien el señor encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas?
Bienaventurado ese criado, si el señor, al llegar, lo encuentra portándose así. En verdad os digo que le confiará la administración de todos sus bienes.
Pero si dijese aquel mal siervo para sus adentros: “Mi señor tarda en llegar”, y empieza a pegar a sus compañeros, y a comer y a beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera, llegará el amo y lo castigará con rigor y le hará compartir la suerte de los hipócritas.
Allí será el llanto y el rechinar de dientes».
Palabra del Señor.
Érase una vez…
El reino de los Cielos empieza aquí en la Tierra, porque de los frutos que demos aquí a partir de las semillas que Dios siembra en nosotros, dependerá nuestra vida: la eterna, que ha empezado aquí. Podemos tender a ver lo del cielo como algo lejano de lo que ya nos ocuparemos en el declive de la vida cuando ya no hay mucho más que hacer. Son como dos mundos separados por una mala conciencia de para qué estamos aquí. Esta vida es un “Érase una vez…“ de nuestra historia. Estamos aquí para ganar la vida eterna por el amor. Estamos aquí para hacernos uno y punto. Todo lo demás son medios para hacernos uno o consecuencias de habernos hecho uno. ¡Que empiece ya, que el público (celestial) se va!
Aterrizado a la vida matrimonial:
Teresa: ¿Qué plan tienes para hoy?
Manuel: ¡Uf! No sé ni por dónde empezar. Tengo mogollón de cosas que hacer.
Teresa: Y ¿cuáles de ellas son para la Vida eterna?
Manuel: Pues…, eso no lo había pensado.
Teresa: Ahí tienes un criterio para saber cuáles priorizar y cuál debe ser tu intención en cada una de ellas.
Manuel: Gracias. No lo había pensado así. Pero es cierto que los frutos de hoy son para la vida eterna, y los de ayer, y los de mañana, y los de pasado. Si hoy no hay frutos… ¿De qué sirve mi vida?
Madre,
Que vivamos siempre con la mirada puesta en la Vida. Y sólo el amor de Cristo en nosotros da vida. Alabado sea el Señor que siembra en nosotros.