EVANGELIO
Si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 16, 5-11
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: «¿Adónde vas?» Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el corazón. Sin embargo, os digo la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito. En cambio, si me voy, os lo enviaré.
Y cuando venga, dejará convicto al mundo acerca de un pecado, de una justicia y de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el príncipe de este mundo está condenado».
Palabra del Señor.
Avisos:
- Anuncio en Bilbao: Jueves 30 de mayo a las 19:30h (Parroquia Nuestra Señora de las Mercedes – C/ Barría, Las Arenas – Getxo)
- Retiro en Navarra (Javier): 31 de mayo, 1 y 2 de junio. Orad por los frutos.
- Anuncio en Madrid: Lunes 3 de Junio a las 20:00h (Parroquia Beata Ana María Bogas – 3 Olivos – C/ Bella Altisidora, 6)
- Retiros en Madrid: 07 a 09 de junio y 12 a 14 de julio (Casa de Espiritualidad Emaús – Oblatos): Completos.
- Retiro en Toledo: 14 a 16 de junio (Casa Diocesana “El buen Pastor”). Más información e inscripciones aquí: http://wp.me/p6AdRz-1JT
- Retiro de Palma de Mallorca: del 26 al 28 de julio. Infórmate aquí: https://forms.gle/mc8nacYhiTBmeGcV6
- Retiro en Córdoba: 21 a 23 de junio (Casa San Antonio) (Posibilidad de inscripción con hijos) Infórmate e inscríbete aquí: http://wp.me/p6AdRz-1Lx
(Retiros pendientes de apertura de inscripciones. Informaremos más adelante)
Entre lo visible y lo invisible.
Muchas veces en la oración, he deseado, como los discípulos, tener la oportunidad de estar físicamente con Jesús, a su lado. Contemplar su mirada penetrante, escuchar su voz contundente, abrazarle y sentir en sus brazos el amor de Dios. Pensaba que eso me ayudaría más a serle fiel. Pero hoy Jesús me dice que no es así, que conviene que no esté Él en carne y hueso para que pueda estar conmigo el Espíritu Santo. Y es que no acabo de ser consciente de la gracia tan inmensa que supone tener el Espíritu Santo en mí: Hace posible que crea en Cristo por la fe, no por haberle visto; me enseña una justicia que no consiste en una equidad, sino en la misericordia, amar como Él amo, para poder ir con Él al Padre; y me demuestra una y otra vez, que el mal está condenado, y no tiene poder contra mí. Puedo caer, pero Él me levanta. Ahí es nada…
Por tanto, mi amor no debe estar basado en lo sensible, ver, tocar… sino en el poder del Espíritu de Dios a quien no puedo ver ni tocar. Es cambiar un amor basado en compartir sensaciones agradables, basado en la comodidad y en la estética, en sentirnos bien juntos (en el mejor de los casos)… Cambiarlo por un Amor capaz de hacernos UNO. Este último es el que construye nuestro matrimonio por el Sacramento.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Ella era hermosa, y el se enamoró de ella nada más verla. Él era inteligente, atlético, muy competitivo y poco a poco se iba convirtiendo en un hombre de éxito.
Habían pasado 30 años desde su matrimonio, y los atractivos sensibles se iban viendo afectados por el paso del tiempo, los embarazos… Las capacidades de él habían mermado bastante. Ya no es el que era… Pasaron otros 20 años, y se encontraban ya en la etapa de la vejez, pero él estaba más unido a ella que nunca, la veía más hermosa que nunca, era parte de él y él de ella. Habían recorrido una vida juntos, compartido sinsabores y alegrías, habían dado vida, porque sobre todo, habían compartido el Amor de Dios. Habían invocado tantas veces juntos al Espíritu Santo… lo habían recibido en su Sacramento, y estuvo presente cada vez que se entregaron y se acogieron mutuamente. Ya no eran dos jovencitos, pero eran más que nunca, UNO.
Madre,
Esto te pedimos, que venga a nosotros el Espíritu Santo, que nos transforme y haga posible nuestro Proyecto de Amor. Esto te pedimos, Madre, que el Espíritu Santo nos haga UNO. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
El Espíritu Santo es el amor entre Dios Padre y Dios Hijo que inunda los corazones de los creyentes. Se le recibe plenamente con el Sacramento de la confirmación. Es el que nos fortalece en la fe, nos anima a cumplir los mandamientos y perdona nuestras faltas.
Es el «Gran Desconocido» . Pocas veces le solemos invocar o rezarle o darle gracias.
El ideal del matrimonio, sobre todo cristiano, es sentirse UNO y permanecer cada dial más unidos.