Jesús me ha elegido para construir un amor de comunión con mi esposo/a. Sólo el amor que entregue permanecerá para siempre.
EVANGELIO
Esto os mando: que os améis unos a otros.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 15, 12-17En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Este es mí mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros».Palabra del Señor.
Avisos:
- Anuncio en Bilbao: Jueves 30 de mayo a las 19:30h (Parroquia Nuestra Señora de las Mercedes – C/ Barría, Las Arenas – Getxo)
- Retiro en Navarra (Javier): 31 de mayo, 1 y 2 de junio. Orad por los frutos.
- Anuncio en Madrid: Lunes 3 de Junio a las 20:00h (Parroquia Beata Ana María Bogas – 3 Olivos – C/ Bella Altisidora, 6)
- Retiros en Madrid: 07 a 09 de junio y 12 a 14 de julio (Casa de Espiritualidad Emaús – Oblatos): Completos.
- Retiro en Toledo: 14 a 16 de junio (Casa Diocesana “El buen Pastor”). Más información e inscripciones aquí: http://wp.me/p6AdRz-1JT
- Retiro de Palma de Mallorca: del 26 al 28 de julio. Infórmate aquí: https://forms.gle/mc8nacYhiTBmeGcV6
- Retiro en Córdoba: 21 a 23 de junio (Casa San Antonio) (Posibilidad de inscripción con hijos) Infórmate e inscríbete aquí: http://wp.me/p6AdRz-1Lx
(Retiros pendientes de apertura de inscripciones. Informaremos más adelante)
Para que mi alegría llegue a plenitud.
Elegido y destinado.
Alguno sigue creyendo que ha elegido su vida, su vocación o a su esposo. Pero no. Jesús nos lo dice muy claramente: Es Él quien me ha elegido y me ha destinado al matrimonio con mi esposo para que dé fruto. Es el único fruto que puedo dar que vaya a permanecer. Todo lo demás que produzca en mi vida será caduco y acabará desapareciendo. Sólo el amor que entregue permanecerá para siempre. Sólo el amor construye algo indestructible en mí y en los demás. Ese es Su mandamiento, es para lo que he sido creado, para construir un amor de comunión con mi esposo y que dé mucho fruto para la vida eterna.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Cristina: Algún día volveremos al polvo, sin nada. Tal como vinimos al mundo. No sé para qué nos preocupamos tanto, es la ilusión de que servimos para algo. Pero ¿qué queda de mis tatarabuelos? Nada. Ni siquiera sé cómo eran. No queda nada, ni de su trabajo ni de sus problemas. Nada.
Juanjo: Bueno, quedas tú, tus hermanos, tus primos, tus tíos… Si no fuera por ellos, no existiríais ninguno. Todos sois fruto de su amor, y es una pasada el legado que deja el amor de generación en generación. Tus hijos, los hijos de tus hijos… Y así, hasta el fin del mundo. Pues eso que se ve tan claro con los hijos, ocurre en muchos otros ámbitos con el amor que entregas. ¿A cuántos podemos ayudar con nuestro amor a alcanzar la vida eterna? Imagínate la dimensión: eterna. Y ellos a su vez, ¿a cuantos? Es la potencia inmensa del Sacramento de Matrimonio que merece que Cristo se haga presente. La misión a la que nos ha destinado Dios. ¡Impresionante!
Cristina: Ahora lo veo. Me siento importante. Gracias, Dios mío. Gracias, esposo.
Madre,
Menuda llamada la que nos ha hecho el Señor, y menuda misión. Nos encanta. Es difícil, pero damos gracias a Dios por ella. Alabado sea el Señor que ha querido ser nuestro amigo y compartir nuestra vida de esposos. Amén.
Es evidente que hemos sido elegidos, escogidos de Dios.
De Él venimos y a Él iremos. ¿Qué pide de nosotros? Que seamos sus amigos. ¿Cómo? Haciendo su voluntad. Que se concreta en amar.
El matrimonio ha de ser una escuela del amor. In ligar donde amando nos sentimos queridos, amados. Solo así cumpliremos la voluntad del Padre Dios y señalaremos el camino a nuestra descendencia.
Sí, solo si nos unimos en matrimonio por amor y convencidos de que somos elegidos por el Padre para continuar Su Obra, podremos permanecer unidos cuánto tiempo Él tenga previsto. No desfallezcamos en pedir Su Gracia y la intervención de la Madre.