EVANGELIO
Tened valor: yo he vencido al mundo
Lectura del santo Evangelio según san Juan 16, 29-33
En aquel tiempo, dijeron los discípulos a Jesús:
«Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que saliste de Dios».
Les contestó Jesús:
¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo».
Palabra del Señor.
El naufragio.
Jesús nos dice que tengamos valor, no por decir, sino porque hay algo donde podemos agarrarnos en cualquier circunstancia. Imaginamos que estamos en un barco y éste zozobra. De repente nos encontramos en el agua, en mitad de la nada en un océano inmenso. ¿Qué angustia no? Pero de repente aparece una barca de salvamento con un marino experto que me dice: Ten valor, yo ya te he salvado. Nos daría mucha alegría y tranquilidad.
En este mundo pasamos muchas veces dificultades que nos hacen sentir angustia. Esos son los momentos en que tengo que mirar al Señor y escucharle decirme: “Ten valor, yo he vencido a todo eso que te preocupa”. A veces nos preocupa perder algo: Salud, comodidades, bienes… Y sólo tenemos una seguridad: Que habrá un día en que lo vamos a perder todo: Salud, comodidades, bienes… todo. Ese día, vendrá a por nosotros el Señor y nos dirá. ¿Lo ves? Yo he vencido al mundo. ¿Ahora crees?
Por tanto, mi única preocupación debe ser no perderle a Él.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Nacho: Sonia, estamos en un momento complicado. He perdido el trabajo, y no sé cómo vamos a hacer para mantener el nivel de vida. Tendremos que adaptarnos a la nueva situación.
Sonia (esposa de Nacho): No te preocupes, Nacho. Todo esto pasará. Sólo te pido que no perdamos nuestra unión con el Señor por la angustia o el miedo. Estamos en sus manos y ahí nos tenemos que sentir seguros. Todo lo demás son falsas seguridades. A Él nos aferramos, sólo en Él confiamos, sólo a Él adoramos.
Nacho: Tienes razón. Gracias Sonia. Igual necesito que me lo recuerdes más de una vez, porque siento que la responsabilidad recae sobre mí.
Sonia: Tú sigue luchando, tu familia estamos contigo. Te apoyamos y te ayudamos. Todo lo demás depende de Dios. De Él lo hemos recibido todo y Suyo es. Que sea Su voluntad. No necesitamos nada más que a Él, todo lo demás es superfluo. Sólo Dios basta.
Madre,
Danos el valor que necesitamos para resistir a las dificultades de al vida. La lucha es muy fuerte y a veces parece que se nos hunde el mundo. Pídele a Espíritu fortaleza para superarla confiados en el amor de Cristo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.