El centro de mí. Comentario para Matrimonios: Lucas 2, 16-21

EVANGELIO

Encontraron a María y a José, y al niño. Y a los ocho días, le pusieron por nombre Jesús.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 2, 16-21

En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo hacía Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto; conforme a lo que se les había dicho.
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.

Palabra del Señor.

 

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El centro de mí.

Hoy celebramos la festividad de María Madre de Dios. El Niño Dios es el único niño que ha elegido a Su Madre. ¡Y qué Madre!
María conservaba todas estas cosas meditándolas en su corazón. El corazón es el centro de mi ser, porque es lo que me permite amar, y en él reside lo que realmente soy. Es el lugar donde conservo lo malo o lo bueno y las consecuencias de mis actos. Ahí están todos los tesoros que gano para la eternidad.
Los tesoros de María eran el Amor de Dios, ver a Dios en todo y en todos, la obediencia, la alabanza…
La pregunta que me hago este primer día del año en el que suelen hacerse buenos propósitos es: ¿Cuáles son los tesoros de mi corazón? Y si la respuesta no me convence ¿qué voy a empezar a atesorar este nuevo año que Dios me concede para ello? Yo soy el responsable de lo que guardo en él. Ahí voy a guardar sólo los dones de Dios. Solo eso.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Alicia: Ricardo, ¿qué tesoros hay en tu corazón?
Ricardo: (Se queda un buen rato pensando…) La verdad es que no me había parado a pensarlo nunca. Bueno, tú y los niños, algo de Dios, supongo. Pero si te soy sincero, no estoy satisfecho con lo que veo en mi corazón. Demasiado vacío. ¿Y los tuyos?
Alicia: Yo sí suelo acudir con frecuencia a revisar mi corazón, pero lo que me doy cuenta es que sobre todo voy allí para ahondar en mis heridas, y para entrar en una actitud victimista. Amo a Dios pero veo también que busco mucho mi complacencia en mi relación con Él. No. No estoy contenta con lo que encuentro en mi corazón. Pero quiero aprender de María, y guardar en él lo bello y lo bueno, guardar ahí los dones de Dios y enriquecerlos.
Ricardo: Sí, pidámoselo a María para este año. Pidámoselo juntos, que tenemos más fuerza por nuestro Sacramento.
Alicia: De acuerdo.
Juntos: Madre, muéstranos Tu inmaculado Corazón. Compártelo con nosotros, para que tengamos contigo los mismos sentimientos de Cristo…

Madre,

Tú supiste acoger perfectamente el don de Dios, y ahora eres Madre de Dios para toda la eternidad. A ti, a través de quien vino Dios al mundo para nuestra salvación, la medianera de todas las gracias, nos encomendamos. Con gran esperanza, nos confiamos a ti en este nuevo año que empieza. Alabado sea Dios por este nuevo año que nos da. Que sea para mayor gloria Suya. Amén.

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