EVANGELIO
Esto es mi cuerpo. Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre
Lectura del santo evangelio según san Lucas 22, 14-20
Llegada la hora, se sentó Jesús con sus discípulos y les dijo: -«He deseado enormemente comer esta comida pascual con vosotros, antes de padecer, porque os digo que ya no la volveré a comer, hasta que se cumpla en el reino de Dios». Y, tomando una copa, pronunció la acción de gracias y dijo: -«Tomad ésto, repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé desde ahora del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios.» Y, tomando pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio, diciendo: -«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía». Después de cenar, hizo lo mismo con la copa, diciendo: -«Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros».
Palabra del Señor.
Nota: Retiro para matrimonios y familias: “La Verdad del Matrimonio y la Alegría del Amor”. Organiza ProyectoAmorConyugal en colaboración con la Delegación de Pastoral Familiar Diocesana de Málaga. Días 18 y 19 de junio. Para más información pincha en el siguiente enlace:
Desear amar.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)
El Señor dice que ha deseado enormemente la cena en la que se celebra que se entrega por nosotros. La Eucaristía, en la que entrega su cuerpo y hasta la última gota de su sangre. No hay amor más grande, ya lo decía el Señor, que el de aquel que es capaz de entregar su vida por sus amigos. Admiramos al Señor por tal generosidad. Lo alabamos porque nadie nos ha amado nunca así. Con un Dios como tú ¿Qué más se puede pedir? ¿Qué miedos o preocupaciones puede haber?.
Entre los esposos, parece que no hay tanto deseo por entregarse de esta forma al otro, y en eso consiste todo el problema del matrimonio. Nos entregamos pero con la condición de que el cónyuge se entregue en igual medida, y por eso, no funciona. Si verdaderamente amamos a nuestro esposo ¿Por qué no entregarse simplemente por amor a él/ella?. Fácil, porque no le amo como debería. No hasta el extremo. Y por eso nuestro matrimonio, no funciona.
Ya puedo ir a un terapeuta, a un sicólogo, puedo hablar las lenguas de los ángeles y conocer los secretos de Dios… como decía San Pablo en 1ª Corintios 13. Si no tengo amor, de nada me sirve y nada soy. Lo que hacemos nosotros, no es amor, es más bien un trueque: Te amo si me amas. Sin embargo, lo que hace hoy el Señor, queridos esposos, eso es amor.
Amoris Laetitia 190. “…el matrimonio no termina de asumirse porque no se ha hecho esa renuncia y esa entrega.”
Miremos a Cristo y aprendamos a amar. Llenémonos de su Espíritu y aprendamos a amar. Alimentémonos de la Eucaristía y que nos transforme en amor. Abramos los ojos para conocer la belleza de nuestra vocación y deseemos amar. Deseemos como Cristo celebrar con nuestro esposo ese momento en el que estamos dispuestos a entregarnos del todo. Debería haber sido el día de nuestra boda, pero si no lo hemos vivido así, tendremos que convertirnos. No se trata de aguantar, de soportar, de sufrir en silencio. Se trata de desear amar.
Madre:
Tú también deseaste ese momento en el que Dios te lo pidió todo. Una espada atravesaría Tu corazón inmaculado. Pero no titubeaste. Dame ese deseo de amar de verdad, para que mi matrimonio funcione y dé mucho fruto. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.