EVANGELIO
Si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 16, 9-15
En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos:
«Ganaos amigos con el dinero de iniquidad, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.
El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto.
Pues, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Si no fuisteis fieles en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?
Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero».
Los fariseos, que eran amigos del dinero, estaban escuchando todo esto y se burlaban de él.
Y les dijo:
«Vosotros os las dais de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones, pues lo que es sublime entre los hombres es abominable ante Dios».
Palabra del Señor.
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De fiar.
Ser de fiar en lo poco, es clave. Primero porque “lo poco” es lo que vivimos en el matrimonio y en la familia todos los días, y es donde nos jugamos la santidad. Ser fieles a Dios en nuestra relación conyugal, nos garantiza de alguna forma que le seremos fieles en el resto de ámbitos de nuestra vida. Segundo porque ser de fiar significa generar confianza. Qué importante es la confianza en el matrimonio. La verdadera confianza llega cuando nos fiamos el uno del otro y somos de fiar el uno para el otro.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Pedro: María, confío en ti.
María: ¿De verdad? Pero si no has oído el planteamiento que le voy a hacer a los niños.
Pedro: ¿Tú lo ves claro?
María: Sí.
Pedro: Pues yo confío en ti. Eres de fiar, siempre buscas el bien común, y hay mucho amor en tu corazón. No hay nadie que me dé más confianza que tú. Y luego, yo sé que Dios te ha puesto en mi vida, eres mi esposa, Él me ama infinitamente y me fío de la elección que Dios ha hecho para mí. Así que, ¡Adelante!
María: Gracias por tu confianza. Me ayuda a tener yo también confianza en ti.
Madre,
No podemos confiar en Dios si no confiamos el uno en el otro, puesto que fue Él quien nos creó como ayuda adecuada el uno del otro. Cuando somos fieles en lo pequeño, entre nosotros, Dios nos confiará lo grande. Alabado sea el Señor.