EVANGELIO
Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre
Lectura del santo evangelio según san Juan 3, 5a. 7b-l 5
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
-«Tenéis que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu.»
Nicodemo le preguntó:
– «¿Cómo puede suceder eso?»
Le contestó Jesús:
– « Y tú, el maestro de Israel, ¿no lo entiendes? Te lo aseguro, de lo que sabemos hablamos; de lo que hemos visto damos testimonio, y no aceptáis nuestro testimonio. Si no creéis cuando os hablo de la tierra, ¿cómo creeréis cuando os hable del cielo? Porque nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.
Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.»
Palabra del Señor.
Cuando hablar no convence.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)
“De lo que sabemos hablamos; de lo que hemos visto, damos testimonio”.
Nicodemo, que se consideraba maestro de Israel, hablaba de lo que no había experimentado, y no entendía. Creía saber, pero no podía dar testimonio de la verdad.
No hace mucho, fuimos a una charla que daba una mujer sobre la vida espiritual. Desde que empezó a hablar, nos puso en montones de situaciones que para todos eran conocidas. Dificultades por las que pasamos casi todos. Eso le situaba ya en una posición de autoridad, porque había vivido las experiencias de los allí presentes. Después, dio un montón de recetas para cada caso. Había allí mucha gente apuntando cada una de ellas con mucho interés.
Al terminar su charla, estuvimos hablando con ella, y nos contó que estaba viviendo una etapa de crisis en su vida porque estaba divorciada y su hija también estaba viviendo una crisis emocional, así que se iban las dos a la India a ver si se encontraban a sí mismas. Para nosotros, conocer sus circunstancias, hizo que dejásemos de creer en el montón de recetas que acababa de darnos. Si a ella no le habían servido, ¿A quién le iban a servir?. “Por sus frutos los conoceréis”, dice Jesús. Como dice San Juan Pablo en su catequesis del 6 de febrero de 1980, un esposo se encuentra a sí mismo cuando es acogido como un don de Dios y cuando se entrega como tal.
Por ese motivo, nuestro Dios es el único que se hace hombre. Es el único que se abaja a nuestra miseria para experimentarla y poder dar testimonio. Él es el único Dios que puede dar testimonio del cielo y de la tierra, porque ha experimentado lo que es ser verdadero Dios y verdadero hombre.
En el matrimonio, no siempre el diálogo es la solución. Podemos hablar cada uno de lo que sabemos, pero cada uno tiene una experiencia diferente. Si intentamos convencernos el uno al otro, lo más probable es que salgamos cada uno cargados con más argumentos que cuando empezamos, para continuar cada uno con su creencia inicial. Tiene mucho más valor y ayuda mucho más, dar testimonio.
Si quieres convertir a tu esposo, sigue a Cristo hasta que Él te cambie, y tu esposo creerá. Si quieres que tu esposo aprenda lo que es el amor verdadero y que el egoísmo no conduce a nada bueno, entrégate sinceramente a él sin mirar lo que hace o deja de hacer y entonces creerá. Eso es dar testimonio.
Tal como pide el Papa que hagamos a diario, oramos por el sínodo de la familia:
https://proyectoamorconyugal.es/oracion-a-la-santa-familia/