EVANGELIO
El buen pastor da la vida por las ovejas
Lectura del santo evangelio según san Juan 10, 1-10
En aquel tiempo, dijo Jesús:
– «Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.»
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:
– «Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.
Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.
El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.»
Palabra del Señor.
Cualquier salida no es buena.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)
“Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido” Puestos a alimentarnos de los pastos del amor, los del Padre son los auténticos, y Jesús es el buen pastor que nos dirige hacia ellos.
Lo primero es reconocer el don de Dios en mí mismo. Decía San Irineo: “En el principio Dios creó al hombre para tener a alguien en quien depositar sus beneficios”.
Entender que yo soy una creatura, a la que Dios ama por mí mismo, y en la que Dios ha depositado sus beneficios. Eso es lo que me da la dignidad. Por tanto, lo primero es dar gracias a Dios por el don de mí mismo y por la vida que me entrega.
En segundo lugar, como vienen a decir Carl A. Anderson y José Granados en su libro Llamados al Amor, entender que mi esposo es un don precioso para Dios que me lo ha entregado. También yo soy un don precioso que Dios entrega a mi esposo. Por tanto, el amor que compartimos, no sería verdadero amor si rechazáramos esta dimensión trascendente. Disfrutamos de la maravilla del amor humano porque nuestra relación mutua es a la vez una relación con Dios.
Esta visión de nuestra relación de amor, entendida en cualquier experiencia cotidiana, hace que la vivamos de otra manera. No es lo mismo salir del aprisco de mi soledad de la mano del Señor, que me mostrará el camino del matrimonio, que de la mano de cualquier otra ideología o costumbre por muy extendida que esté, porque a lo mejor me están robando la felicidad. “Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará… yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.”
Señor, vamos a Tu Corazón cada día. Te seguimos. Refúgianos en Él porque es el único lugar donde Tú nos tienes a salvo de las tempestades y las corrientes arrolladoras del mundo, del demonio y de la carne.
Nosotros estamos en el mundo, pero nuestro corazón está y quiere estar en el Tuyo. No nos dejes.
Tal como pide el Papa que hagamos a diario, oramos por el sínodo de la familia:
https://proyectoamorconyugal.es/oracion-a-la-santa-familia/