En Tu carne.
Siempre que vamos a la Eucaristía, y llega el momento de la consagración, te vemos Señor como maestro de la entrega, y contemplamos al que es un verdadero esposo, Te observamos y aprendemos de ti, que has sabido entregarte totalmente y has sido fiel a la alianza con el Padre.
Admiramos en el Evangelio de hoy, Tu Misericordia ante la hora de las tinieblas y Tu respuesta de Amor con el don de la Eucaristía, para seguir entregándote a nosotros y derramando tu gracia sobre nosotros día tras día.
Esa es Tu respuesta a nuestras debilidades, ante los planes de Judas, la disputa por los primeros puestos y la negación de Pedro. Son actitudes de los apóstoles que reflejan las nuestras. ¡Cuánto nos Amas! ¡Qué lección de Esposo!
La Eucaristía es la copa de la nueva alianza, sellada con Tu sangre, que se derrama por nosotros. Sin la Eucaristía, sin esta nueva alianza no sería posible ninguna alianza, ni siquiera la de nuestro amor en el matrimonio. Haces posible lo que nosotros rompemos con el pecado. No sería posible ser una sola carne si no fuera por nuestra unión en Tu carne.
“Tomad esto y repartirlo entre vosotros…, haced esto en memoria mía” ¡Bendita Eucaristía!, fuente de Tu Amor y Tu Vida para nosotros, nuestros esposos y nuestras familias.
Eternamente GRACIAS