Archivo de la categoría: Proyecto Amor Conyugal

Indigno o digno de entrega. Comentario para Matrimonios: Mateo 23, 13-22

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EVANGELIO

¡Ay de vosotros, guías ciegos!
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 23, 13-22

En aquel tiempo, Jesús dijo:

«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren.

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito y, cuando lo conseguís, lo hacéis digno de la “gehenna” el doble que vosotros!

¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: «Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga»! ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro?

O también: «Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga». ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar, jura por él y por cuanto hay sobre él; quien jura por el templo, jura por él y por quien habita en él; y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él».

Palabra del Señor.

Indigno o digno de entrega.

Un alma ciega es aquella que no puede ver en los acontecimientos las cosas de Dios. Ve lo que ve el mundo, es decir, interpreta lo que ve como lo interpretaría el mundo. Así, un esposo que tiene dificultades en su matrimonio ve a su esposo “malo”, indigno de la convivencia con él o ella. Desde el punto de vista de la mirada de Dios, primero tengo que ver la responsabilidad que tengo yo en las dificultades que vivo en mi matrimonio ¿Me estoy entregando o estoy esperando que el otro se entregue? ¿Exijo que el esposo haga lo que yo haría o acepto sus diferencias? ¿No paro de recriminarle cosas y le exaspero con ello? ¿Acepto y perdono sus pecados como Dios hace con los míos? Y así un largo etcétera.

Por último, queda mirar el matrimonio desde la cruz, como ese don por el que tengo la posibilidad de entregarme por la salvación de mi esposo.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Ana: Creo que nuestros amigos no nos están aconsejando bien. A mí Patri me anima a dejarte porque le parece inadmisible lo que me haces y considera que si sigo contigo me voy a romper, y a ti Lucas te invita a cervezas y va muy de colega, pero yo no veo que te ayude a luchar por nuestro amor.

Juan: ¿Lucas? ¡Si está divorciado! Está deseando que me divorcie yo también para salir de parranda.

Ana: Por eso. Mira, el matrimonio es una cosa de Dios, y creo que debemos buscar alguien de Dios que nos ayude. Sobre todo, alguien que rece. Alguien que esté cerca del Señor sabrá guiarnos en las cosas del Señor. ¿No te parece?

Juan: Estoy de acuerdo. Yo quiero seguir luchando por nuestro matrimonio. Te sigo queriendo, aunque no estoy sabiendo quererte como te mereces. Por mí, adelante.

Madre,

Que recemos mucho siempre para tener la luz necesaria para poder guiar a otros, no desde nuestros criterios, sino desde la justicia y la misericordia de Dios. Gracias Madre por mostrarnos el camino. Bendita seas, Madre.

RETIRO MATRIMONIOS MONTEVIDEO – URUGUAY 11-13 OCTUBRE 2024

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Para no echarme atrás. Comentario para Matrimonios: Juan 6, 60-69

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EVANGELIO

¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 60-69

En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron:
«Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?»
Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo:
«¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, hay algunos de vosotros que no creen».
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar.
Y dijo:
«Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede».
Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce:
«¿También vosotros queréis marcharos?».
Simón Pedro le contestó:
«Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios».

Palabra del Señor.

Para no echarme atrás.

El amor que me muestra Jesús es exigente, y el matrimonio es seguir a Jesús Esposo. Para ello, tengo que estar dispuesto a jugármelo todo. Pero si mi unión no la contemplo como una promesa de vida eterna de Dios en Cristo, sino como algo nuestro, puedo tener la tentación de tirar la toalla.
Cristo, revela el hombre al propio hombre, como decía San Juan Pablo II. Cuando vemos la Pasión de Cristo como prototipo de nuestra entrega conyugal, nos parece algo inalcanzable y desde luego, no muy apetecible. Jesús hoy me pregunta ¿Esto te hace vacilar? Su entrega para la salvación del mundo se hará inútil para aquellos que la rechacen, que rechacen el don.
Pero yo confío en Él, y sé, tengo la seguridad, de que si Él me envía es porque es posible.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Paco: Los dos somos muy orgullosos. Parece que nunca vamos a alcanzar la humildad suficiente para construir un matrimonio como Dios quiere.
Matrimonio Tutor: Y ¿qué os diferencia entonces cualquier pareja de hecho?
Paco: Pues, lo que ha cambiado nuestra vida desde nuestra conversación, es que nosotros por la fe, sabemos que es posible vivir siendo imagen del amor de Cristo por la Iglesia, antes de morir, ya que el proyecto de amor conyugal dura “hasta que la muerte nos separe”.
Por tanto, Él va a hacer posible nuestra unión en esta vida, antes de llegar a la otra. Nuestras ideas hechas de carne no sirven, es “el Espíritu quien da vida”.
Matrimonio Tutor: Bien! Eso es tener fe!

Señor,

Nosotros creemos. ¡Señor, Tú tienes palabras de vida eterna!, palabras que cuando el matrimonio las contemplamos juntos, las vivimos y experimentamos realmente en nuestra vida.
¿Cómo pagaremos al Señor todo el bien que nos ha hecho? Alzaremos la copa de la salvación invocando Su nombre.

Coherentes. Comentario para Matrimonios: Juan 1, 45-51

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EVANGELIO

Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 1, 45-51

En aquel tiempo, Felipe encuentra a Natanael y le dijo:
«Aquel de quien escribieron Moisés en la ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret».
Natanael le replicó:
«¿De Nazaret puede salir algo bueno?».
Felipe le contestó:
«Ven y verás».
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él:
«Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño».
Natanael le contesta:
«¿De qué me conoces?».
Jesús le responde:
«Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».
Natanael respondió:
«Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel».
Jesús le contestó:
« ¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores».
Y le añadió:
«En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».

Palabra del Señor.

Coherentes.

Hay valores positivos que están de moda en nuestra época, y uno de ellos es la coherencia. La vida no puede ser una sucesión de días y acontecimientos sin dirección ni sentido. Todo hombre debe tener un norte, un itinerario y un argumento (un por qué). ¿Cuáles son los míos? El norte debe ser bueno, bello, verdadero y justo. El itinerario debe ser eficaz y progresivo. Y el “porqué” debe ser motivador.
Un norte, Dios. Un itinerario: mi vocación conyugal. Y un porqué: Fui creado por amor, para amar (Es lo más grande y lo más hermoso que puedo hacer).
Teniendo esto claro, la coherencia consiste en apuntar siempre al norte, no salirse del itinerario y fortalecer cada día mi motivación (el porqué). Fuera todo lo que me desmotiva, sigo descubriendo cada día más, la belleza y la grandeza de mi misión. Es el camino, es mi camino.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Cristina: Hijo ¿Sabes ya cuál es tu vocación?
Ramón: Sí, Mamá. Quiero ser esposo.
Cristina: ¿Por qué?
Ramón: Porque siento que Dios me llama a ello. He vivido en primera fila vuestra vida de matrimonio, y siento que he sido creado para ello. Sé que es un camino difícil, digno de santos, pero yo os veo unidos. Después de muchas discusiones, sigo viendo vuestra complicidad. Después de que os ha costado mucho encajar el uno en el otro, os veo cada vez más uno a base de renuncias y de descubrir la belleza de vuestra llamada. Porque veo cómo camináis juntos hacia Dios cada vez más unidos, y yo quiero experimentar eso. Porque habéis dado vida a vuestro alrededor, vida en nosotros, vida en los matrimonios y familias que os rodean, y no hay mayor milagro… Siento en mi corazón que he sido creado para algo grande, y lo que he visto reflejado en vosotros, me parece lo más grande que puedo hacer en la vida.
Cristina: Me alegro mucho, hijo, de que hayamos tenido la gracia de ser testigos del Amor para ti. Pues ya sabes. Preparaos tu novia y tú para enfrentaros a un camino que te lo exige todo, pero que por eso mismo, es muy grande y hermoso.

Madre,

Decirle a Dios “te amo” es fácil, decírselo a través de nuestro esposo imperfecto, ya no es tan fácil. Por eso el matrimonio es un camino de santidad, un camino sólo digno de hijos de Dios. Que no desaprovechemos esta hermosa llamada. Gracias por Tu llamada, Madre a descubrir el Proyecto de Amor de Dios para nuestro matrimonio.

Me empuja a amarte. Comentario para Matrimonios: Mateo 22, 34-40

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EVANGELIO

Amarás al Señor, tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 22, 34-40

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en un lugar y uno de ellos, un doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba:
«Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?».
Él le dijo:
«“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente”.
Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él:
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
En estos dos mandamientos se sostienen toda la Ley y los Profetas».

Palabra del Señor.

 

Me empuja a amarte.

No sólo hemos sido creados semejantes a Dios, sino que todo lo que somos se explica desde Dios. Hasta en los mandamientos aparece esta semejanza: «El segundo es semejante a éste». De hecho, es imposible amar a Dios y no amar al prójimo y viceversa.
Y nuestro próximo más cercano evidentemente es nuestro esposo. Quien dice que ama a Dios y no ama a su esposo, miente. Amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todo el ser, es semejante a amar a mi esposo como a mí mismo. Y estos son los dos principales mandamientos. Que no se me olviden…

 

Aterrizado a la vida matrimonial:

Paco: No entiendo que quieras más a Dios que a mí.

Ana: Es que, amando más a Dios, puedo amarte más a ti.

Paco: Pues no lo entiendo.

Ana: Dios me va liberando de mis apegos, de mis pecados, me hace más libre para ser más capaz de entregarme a ti. ¿Te acuerdas cuando me enganchaba con las telenovelas? Entonces te quejabas de que no estaba contigo el sábado por la tarde. Bien, pues Dios me ha enseñado que es más importante que aproveche para compartir el sábado juntos tú y yo. ¿Qué te parece?

Paco: En ese sentido bien.

Ana: Pues igual, me va quitando mis egoísmos, mis deseos los va orientando hacia nuestra unión… De hecho, Él me empuja a amarte más.

Paco: Bueno… ya me va gustando más que ames a Dios. Voy a tener que pedirte que me enseñes a amarle.

Ana: Paco, ¡Qué bueno eres! Si es que, te tengo que querer… No te como porque me quedaría sin esposo, que si no…


Señor,

Que acogiendo a mi esposo y a mi familia, te acoja a Ti, que entregándome a ellos, me entregue a Ti. Que amándoles, te ame a Ti. Madre de los esposos, ruega por nosotros. Amén.