EVANGELIO
Tu eres Pedro, y te daré las llaves del reino de los cielos
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 16, 13-20
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?».
Ellos contestaron:
«Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».
Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».
Simón Pedro tomó la palabra y dijo:
«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».
Jesús le respondió:
«¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está los cielos.
Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.
Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».
Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.
Palabra del Señor.
El camino de la dignidad.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)
Hay dos modos de vida: Según los criterios de carne y sangre o según los criterios de Dios. Hoy vemos cómo el Espíritu revela a Pedro algo que no podía venir ni de la carne ni de la Sangre. El Espíritu puede guiarnos y transformarnos edificándonos sobre esa piedra angular, que es Cristo. Cuando somos edificados sobre ella, el poder de las tinieblas no nos derrotará.
Lo vemos en Santa Mónica, cómo se dejó guiar por el poder de Dios. Ella se casó obligada por sus padres con un hombre que no sentía ninguna simpatía por lo espiritual y que no era católico. Además, su hijo Agustín, estaba muy perdido entre placeres mundanos. Santa Mónica asume la misión de esposa, lo que implica que tiene que colaborar a la salvación de su esposo y de su hijo, a base de oración y sacrificios. De esa manera, Santa Mónica acaba consiguiendo que su esposo se bautice y que Agustín se convierta en San Agustín, doctor de la Iglesia. En ese recorrido de su vida, ella también se convierte en la Santa que hoy conmemoramos. Esa es la lógica de Dios, que va en contra de cualquier consejo terrenal y convierte una aparente situación inadmisible e injusta a los ojos de los hombres, en un hecho heroico para mayor gloria de Dios. Son esas circunstancias y no otras, las que hacen de Mónica una Santa por obra del Espíritu Santo.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Mercedes: Mamá, Antonio (esposo de Mercedes) no quiere colaborar en la casa. Cuando llego me tengo que encargar yo de todo. En su tiempo libre se va a correr. Se lo digo y encima me dice que soy una histérica del orden y que hay otras cosas en la vida…
Lola (Madre de Mercedes): Y tú ¿Qué has hecho?
Mercedes: Yo, ponerle en su sitio. Decirle lo que le tengo que decir. Que es un egoísta, que nada más piensa en él, y que es un guarro, que por él viviría hundido en la suciedad como los cerdos.
Lola: Hija, yo veo que ese hombre te tiene amargada. Cómo me duele lo que te está haciendo sufrir. Lo que tienes que hacer es darle una buena lección. No lo puedes consentir. Si tú no te haces valer, él no te va a valorar, y vas a ser su chacha toda la vida.
Mercedes: Ay, Mamá, no me digas esas cosas, que sólo me faltaba eso: Un empujoncito…
Lola: Hija es que a mí me duele mucho lo que a ti te pase, porque te he parido, y eres sangre de mi sangre, y tú sabes que mataría por ti.
(Calló en manos de Mercedes la historia de Santa Mónica y descubrió el camino del Señor. El camino del sacrificio para salvar a su esposo. Esa era su misión, a través de la que Dios la enaltecería)
Mercedes: (Rezando al Señor): Señor, te pido por mi esposo. Tú eres el Mesías, el Salvador, y tenías como centro de tu vida tu misión, la que te identificaba. Ayúdame a cumplir con mi misión de esposa, uniéndome a la Tuya, para que el poder del infierno no derrote mi matrimonio. Yo también soy hija de Dios y quiero comportarme como tal cumpliendo la misión que me habéis encomendado. Te lo pido, Señor.
(Y Mercedes colaboró a la construcción de su matrimonio y a acercar a su esposo al camino del Señor ¿Hay mayor dignidad?).
Madre,
Te pedimos ayuda para vivir nuestro matrimonio según los criterios de Dios. Por Jesucristo Tu Hijo nuestro Señor. Amén.