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EVANGELIO
Les enseñaba con autoridad.
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 1, 21-28
En la ciudad de Cafarnaún, el sábado entra Jesús en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas. Había precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar:
« ¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Jesús lo increpó:
«Cállate y sal de él».
El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él. Todos se preguntaron estupefactos:
«¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen».
Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.
Palabra del Señor.
Autoridad o autoritarismo.
Los escribas y fariseos difundían la Palabra de Dios, pero no sacaban los espíritus inmundos de las personas. Imponían la ley, pero no expulsaban el mal. Cristo en cambio, transmite la Palabra con autoridad, porque los espíritus inmundos lo obedecen, y sólo Dios es capaz de echar a los demonios.
Señor, hay veces que predico Tu Palabra en mi casa, a mi esposo, pero lo hago con esas “correcciones” instalado en mi posición de “yo lo hago y tú no”, y ¿qué descubro? Que no tengo ninguna autoridad sobre él/ella, y que no consigo echar el mal de mi casa, más bien al contrario, lo fortalezco y hago que se instale en nosotros provocando que mi esposo se revuelva contra mí o huya por no oírme. Sólo si echo los “espíritus inmundos”, estaré transmitiendo Tu Palabra en Tu nombre, Señor.
Así que he decidido cambiar de táctica. Voy a dejar de exigirle a mi esposo que sea más perfecto de lo que es, y en su lugar, voy a hacer que se sienta acogido por mí, que descanse en mí cuando llegue cansado, que tenga confianza en mí y me cuente sus cosas sin miedo a una reprimenda. Voy a ser su amigo, su confidente, quien le mima, quien le hace sentirse valorado, quien más misericordia tiene con él/ella. Creo que eso es lo que me pides que le dé, Señor. En definitiva, voy a ser quien más le ame. Quizás así, comportándome como un verdadero esposo, haga efectiva la autoridad que me has dado para ayudarle y sacar lo mejor de él/ella.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Pedro: Cariño, reconozco que te estoy haciendo la vida imposible con tantas quejas sobre ti. Entiendo perfectamente que no te sientas valorada porque de mis labios no sale casi nada bueno cuando te hablo de ti. Pero quiero que sepas, que en realidad te valoro muchísimo, y quiero que cuando estés conmigo descanses en mí, que puedas estar relajada conmigo, que te sientas importante a mi lado, que puedas ser tú sin miedo a que te recrimine nada. Quiero que me sientas parte de ti porque te comprenda. No quiero enterrar nuestro amor en un montón de razonamientos y leyes que te impongo. Quiero que nuestro amor florezca hermoso, lleno de color.
María: (Emocionada) Gracias, cariño. Ahora me siento mucho mejor. Yo haré lo mismo. Voy a quererte como eres, a dejar que seas tú y que te sientas admirado siendo tú. Sólo me importa una cosa en la vida, y es verte feliz. Todo lo demás es secundario para mí. Si tú eres feliz conmigo, yo soy feliz. Así que, no te juzgaré cuando te vea nervioso, te refugies en algo, cuando te vea amargado o abatido. En su lugar, me dedicaré a calmarte cuando estés nervioso, acompañarte cuando te sientas solo, a alegrarte cuando te vea triste, a animarte cuando te vea cansado. Creo que esa es la misión de esposa que Dios me ha encomendado.
Pedro: Gracias, preciosa. Te amo.
María: Te amo.
Madre,
A veces, a pesar de las dificultades de la vida, nos lo ponemos más difícil el uno al otro con tantas exigencias y tantos reclamos. Siempre pidiéndonos más, en lugar de hacernos la vida más sencilla, aliviarnos la carga mutuamente. Dios no quiere que actuemos como los fariseos, cargando fardos pesados sobre el otro, Dios quiere que nos amemos como Él, con ternura, comprensión y misericordia. Alabado sea el Señor que nos habla del amor con tanta autoridad. Él es el único Maestro. Amén.
Todo lo que sea enseñarnos a ser mejor, Bienvenido sea.
Amen.
Dios quiere que nos amemos como Él, con ternura , comprensión y misericordia y si nos falta una de estas tres formas, no hay amor verdadero entre esposos.