Aprender o a Prender. Comentario para Matrimonios: Mateo 19, 13-15

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EVANGELIO

 

No impidáis a los niños acercarse a mí; de lo que son como ellos es el reino de los cielos.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 19, 13-15

En aquel tiempo, le presentaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y orase, pero los discípulos los regañaban.
Jesús dijo:
«Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos».
Les impuso las manos y se marchó de allí.

Palabra del Señor.

Aprender o a Prender.

Ser como niños no implica inmadurez, pero sí docilidad, apertura a aprender y prescindir del engreimiento que da el creerme que ya lo sé todo. No sé si diría yo abierto a aprender o a Prender 😊. El niño necesita que lo alimenten para sobrevivir, y la infancia espiritual requiere con avidez de ese alimento espiritual para que el alma se sacie. El alma del infante espiritual está siempre creciendo vigorosa a base de acoger la gracia que recibe del Padre minuto a minuto. Claro, así dice Jesús que de los que viven la infancia espiritual es el reino de los Cielos. Si acogen lo que el Señor les da con tanta hambre, cómo no, acaban por acoger el reino de Dios.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Marta: Ramón, ¿tú dónde vives más, en el plano que hay del horizonte espiritual hacia la tierra o hacia el cielo.
Ramón: Yo, la verdad, del horizonte hacia abajo.
Marta: Claro, por eso te interesarán los temas mundanos. Las noticias, los logros humanos, los acontecimientos en los que la humanidad es la protagonista…
Ramón: Así es. Pero es que no acabo de sacar el gusto por lo espiritual, no acaba de llamarme. Lo intento, pero no lo consigo. ¿Puedes ponerme un ejemplo?
Marta: A ver… Por ejemplo, cuando hace un momento comentabas sobre ese que iba dando acelerones por el paseo marítimo con su Ferrari que “menudo chulo”, yo veía en él a un hijo de Dios deseando alcanzar la grandeza a la que Dios le llama, lo que pasa es que el pobre, no sabe ver más allá de las cosas terrenales.
Ramón: Ya, igual que yo entonces. Pues si te parece, ve comentándome lo que ves tú y que no veo yo ¿vale? Así aprendo.
Marta: ¡Bien! Esa es la actitud correcta, la docilidad y las ganas de aprender. Has de ver cosas mayores…

Madre,

Enséñanos a mirar la vida con docilidad y abiertos a aprender todo lo que Dios quiere darnos, mostrarnos y enseñarnos minuto a minuto. Alabado sea Dios por su generosidad infinita.

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