Anhelos del alma. Comentario para Matrimonios: Mateo 10, 24-33

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EVANGELIO

No tengáis miedo a los que matan el cuerpo
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 24-33

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«Un discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como su maestro, y al esclavo como su amo. Si al dueño de casa lo han llamado Belzebú, ¡cuánto más a los criados!
No les tengáis miedo, porque nada hay encubierto, que no llegue a descubrirse; ni nada hay escondido, que no llegue a saberse.
Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a la luz y lo que os digo al oído, pregonadlo desde la azotea.
No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No; temed al que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la “gehenna”. ¿No se venden un par de gorriones por un céntimo? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo: valéis más vosotros que muchos gorriones.
A quien se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los cielos».

Palabra del Señor.

Anhelos del alma.

Para los matrimonios, este Evangelio es una llamada a vivir Su unión espiritual por encima de todo, poniendo su carne al servicio de los anhelos que Dios ha sembrado en su alma.
Tampoco las cosas del mundo, las que afectan a lo material y a lo pasajero pueden afectar al amor entre nosotros, que por la acción del Espíritu Santo perdura para siempre.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Esposa: Estoy tan cansada de esas pequeñas caídas que tenemos entre nosotros… Nuestro matrimonio tendría que estar en otro nivel espiritual.
Esposo: (Tomándola de la mano) Lo sé, mi amor. Pero no podemos perder la esperanza. El Señor de ha comprometido a hacernos santos por nuestro matrimonio.
Esposa: Ya, pero tengo sed de comunión, una sed insaciable que parece que no acaba de saciarse.
Esposo: Lo que realmente importa es nuestro amor y nuestra fe, no tanto nuestros resultados que dependen de la gracia debDios. Si nos mantenemos unidos en Dios, nada podrá destruir nuestro matrimonio.
Esposa: Tienes razón. No debemos permitir que las dificultades nos alejen de Dios ni de la esperanza en nuestro matrimonio.
Esposo: Juntos podemos aprender a amarnos ante cualquier obstáculo. Confiemos en Dios y en el poder de nuestro sacramento.
Esposa: Te amo, tanto…
Esposo: Y yo. Sabes que mi amor por tu es sobrenatural ¿No?
Esposa: Lo sé.

Madre,

Alabado sea el Señor que nos ha entregado este don tan precioso del Sacramento del Matrimonio para empezar a vivir el Reino de Dios aquí en la tierra.

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