EVANGELIO
Andaban como ovejas sin pastor
Lectura del santo evangelio según san Marcos 6, 30-34
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo:
-«Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco. »
Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer.
Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado.
Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.
Palabra del Señor.
A los que buscan la paz interior.
Si pudiésemos elegir qué es lo que más falta en la sociedad en que vivimos, en la gente de nuestro alrededor, diríamos que falta “paz Interior”. En nuestro mundo, todos se presionan unos a otros. La gente vive nerviosa, a la que salta por cualquier tontería. Y, reconócelo, si no tienes paz interior, no eres feliz.
San Juan Pablo II explica esta situación de la siguiente manera: “Cuando el hombre interior ha sido reducido al silencio, la pasión… se manifiesta como tendencia insistente a la satisfacción de los sentidos y del cuerpo. Esta satisfacción, según el criterio del hombre dominado por la pasión, debería extinguir el fuego; pero, al contrario, no alcanza las fuentes de la paz interior y se limita a tocar el nivel más exterior del individuo humano.”
Es como que la satisfacción sólo llega “por fuera” y no “por dentro”, en lo más profundo y sincero de nosotros mismos. ¿No habéis tenido esta experiencia? ¿Diversión y vacío interior?.
Jesús es maestro de la paz interior. Observemos qué hace, y aprendamos de Él: Selecciona al grupo de los apóstoles, los que podíamos llamar su familia, y les invita a ir con Él a un sitio tranquilo y apartado.
Sencillo ¿no?. Nos jugamos mucho por falta de algo que se consigue con estos dos pasos que nos enseña hoy Jesús: Coge a tu esposo/a y dile que se vaya contigo a un sitio apartado a descansar, con el Señor. Tiene que ser con Dios, porque si no, nos perderemos “como ovejas sin pastor”. Como dice San Juan Pablo II: “Incluso desde la intimidad del encuentro con el otro, se abre la urgencia de una intervención de lo Alto, que salve al hombre de un dramático, y por otra parte, inevitable, fracaso”. Todos tenemos experiencia de haber fracasado en nuestra relación, porque nuestro diálogo no lo resuelve todo. Por tanto, coged el Evangelio, la Palabra con que Él nos enseña con calma. Hablad de lo que habéis experimentado, en presencia del Señor. Poco a poco. La paz interior irá creciendo en vosotros. ¡Garantizado!.
Los cristianos somos conscientes de que la intranquilidad, la precipitación y la angustia son síntomas de inmadurez o falta de fe. Dicho de otro modo, la paz interior y la alegría son la consecuencia lógica de la fe. Así lo expresaba la beata Teresa de Calcuta: “El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz”.
Oramos por el sínodo de la familia:
http://proyectoamorconyugal.wordpress.com/2014/09/30/oracion-a-la-santa-familia/