Cuando soy fiel a Dios tengo que agradecerle que me haya dado la gracia que me mueve a hacer obras buenas y luchar por entregarme en mi matrimonio.
EVANGELIO
Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 7-10
En aquel tiempo, dijo el Señor:
«¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando; le dice cuando vuelve del campo: «Enseguida, ven y ponte a la mesa»?
¿No le diréis más bien: «Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú»?
¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid:
«Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer»».
Palabra del Señor.
Notas: Próximas misiones.
- Anuncios en Madrid noviembre:
- Viernes 16 a las 20h en San Jorge
- Fuenlabrada: Domingo 18 a las 18:30 en San Esteban Protomártir
- Martes 20 a las 20:30h en San Juan Crisóstomo
- Retiro en Valladolid: 23, 24 y 25 de noviembre (Casa de Espiritualidad Sagrado Corazón) Apertura de inscripciones jueves 18/10 a las 20h. Infórmate aquí: http://wp.me/p6AdRz-1px
- Retiro en Pamplona: 14, 15 y 16 de diciembre (Casa de Javier) Infórmate e inscríbete aquí: http://wp.me/p6AdRz-1r4
- Ver más en https://proyectoamorconyugal.es/misiones-y-noticias/
Méritos y agradecimientos.
Hablamos hoy del mérito y del agradecimiento: ¿Tiene algún mérito aquel que realiza obras buenas o todo el mérito es de Dios como afirman los protestantes? Pues sí, tiene mérito aquel que realiza obras buenas, y tiene premio además, igual que tiene castigo el que no realiza obras buenas ¿no?
Pero entonces, ¿todo el mérito es nuestro (Pelagianismo)? Tampoco. Aquí es donde entramos en la segunda variable: El agradecimiento. ¿Tiene que estarnos Dios agradecido por nuestros méritos? No, más bien al contrario, tenemos que estarle nosotros agradecidos a Él, pues si hemos sido capaces de hacer esas obras buenas, es asistidos por Su gracia. Santo Tomás de Aquino da la clave cuando define el mérito como efecto de la gracia cooperante, es decir, de la actuación de la libertad humana movida por la gracia del Espíritu Santo.
Por eso, cuando esté siendo fiel a Dios, no puedo exigirle que “a cambio” me haga mejor, sino que tengo que agradecerle mucho que me haya dado la gracia de haber realizado esas obras buenas. Así, cuando obro mal, tengo que pedir perdón por no haber colaborado con la gracia recibida, y cuando hago el bien, simplemente digo: “Siervo inútil soy, he hecho lo que tenía que hacer”. ¡¡Gracias Señor!!
Aterrizado a la vida matrimonial:
Marta: No lo entiendo. Voy a Misa, rezo el rosario, hago todas las novenas habidas y por haber, y me esfuerzo por amar más. Y sigo teniendo mucho orgullo y un temperamento indomable. ¿Qué más tengo que hacer?
Matrimonio Tutor: Marta, tú crees que por tus méritos debes recibir nuevas gracias, y eso no funciona así. Dios no es una máquina vending a la que echas una moneda y te sirve lo que deseas. Lo primero que te diríamos es que tomes conciencia de si de verdad haces esfuerzos por entregarte, por comprender a tu esposo, si estás más pendiente de él que de ti misma, de agradarle, de ayudarle a salir de su pecado en lugar de recriminarle, etc. Lo segundo, es que tengas en cuenta que Dios te está asistiendo con su gracia para ser capaz de hacer todo lo que haces, y por tanto, no debías exigirle más, sino agradecerle por lo mucho que ya te ha dado. Mira a tu alrededor, a ver si consigues valorar todo lo que te ha dado y si todo eso no merece tus esfuerzos y mucho más. Como le decía el Señor a San Pablo: Con mi gracia te basta (2Cor 12, 7).
Marta: Tenéis razón.
Juan (esposo de Marta): De todas formas, Marta, yo creo que te exiges mucho. Yo no te pido resultados, veo tus esfuerzos y me encantas. Te admiro y me enamora verte luchar por amarnos más. Sólo te falta relajarte y dar más gracias a Dios por lo que tienes. Serás más feliz, y yo también de que lo seas.
Matrimonio Tutor: Muy bonito, Juan. Muy bonito. Estás aprendiendo a mirar a tu esposa con los ojos de Dios.
Madre,
Somos esos sarmientos unidos a la Vid. Sin Él, no podemos nada. Con Él, lo podemos todo. ¡¡Gloria a Dios!!
El no agradecer los dones recibidos es como ignorar a Dios…Si no Le agradezco lo que me ha dado con mi esposo, niego mi matrimonio sacramental. El sacramento del matrimonio imprime en quienes lo reciben gracia santificante y ésta lleva implícita entregarme agradecida a mi cónyuge… Es Dios quien me ha escogido para ese don, quien me da Su gracia para llevarlo a fructificar… Si yo no Se lo agradezco, entregándome con amor desinteresado, estoy negando esa gracia y a su autor. ¡Muy grave, Madre, danos tu mano para agradecer y corresponder a estas gracias! Y, gracias a Ti por tu inmenso amor!