El Sacramento que nos une es un misterio creado por Dios en el que tenemos que ahondar para descubrir su belleza y su grandeza: Esa intimidad en la que nos hacemos uno y nos sentimos uno.
EVANGELIO
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos
Lectura del santo Evangelio según san Juan 15, 9-17
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.
Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé.
Esto os mando: que os améis unos a otros».
Palabra del Señor.
Nota: Próximas misiones
- Retiro en Madrid: 8, 9 y 10 de junio. Para informarte pincha aquí: https://wp.me/p6AdRz-FX
- Retiro en Córdoba: 29 y 30 de junio y 1 de julio.
Alcanzar el misterio.
Comienza el Señor describiendo una fuerte cadena de relaciones, en la que se entrelazan el amor y la fidelidad, Dios y los hombres, la filiación y la esponsalidad. En el principio de esa cadena está el Padre, que le transmite todo al Hijo, nexo de unión con los hombres. De Él recibimos el Amor, y de Él recibimos la fidelidad.
Sí, esposos. El matrimonio no puede resumirse a si hoy pones tú la lavadora o la pongo yo. El Sacramento que nos une, es un misterio creado por Dios, en el que tenemos que seguir ahondando, para descubrir su belleza y su grandeza. No podemos quedarnos atascados en cuestiones superfluas y banalidades que nos distraen y nos desvían de la misión para la que Dios nos ha elegido. Tenemos que alcanzar ese misterio, esa grandeza que Dios ha creado para ti y para mí. Dejemos de mirarnos el ombligo, levantemos la mirada y dispongámonos a vivir en obediencia al Padre el plan que ha elegido para que demos fruto.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Antonio: Tenías razón. Empiezo a verlo, gracias Pilar. Hay mucho que profundizar en ti y en el misterio de Sacramento del matrimonio. Estaba embotado con las cosas superficiales del día a día, con lo caduco. Perdóname por haberme resistido tanto tiempo. Quiero que me ayudes a profundizar, a descubrir la grandeza de todo esto.
Pilar: Gracias a Dios! No te lo recrimino, Antonio. Sólo que no me quería perder esta oportunidad que nos da Dios de vivir algo hermoso y algo grande. Esa intimidad en la que realmente nos hacemos uno y en consecuencia, nos sentimos uno. Quiero descansar en tu corazón y que tú descanses en el mío. Te quiero Antonio.
Antonio: Que sepas que estoy muy ilusionado con este Proyecto nuestro. Te quiero, Pilar.
Madre,
El Señor dice que lo que pidamos en Su nombre, nos lo dará. Hoy queremos pedir que se haga Su voluntad en nosotros y en nuestra relación conyugal. Todo es Suyo, todo lo creó y a todos nos tiene reservado el mejor destino. Alabado sea Dios por siempre.
Excelente