Cuesta un riñón. Comentario para Matrimonios: Juan 3, 13-17

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EVANGELIO

Tiene que ser elevado el Hijo del hombre.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 3, 13-17

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:

«Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.

Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.

Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.

Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.

El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios».

Palabra del Señor.

 

Cuesta un riñón.

Celebramos hoy la Exaltación de la Cruz. Cuando el hombre fue creado, según el lenguaje simbólico del Génesis, el árbol de la vida estaba en el centro del jardín. Es decir, que el hombre tenía acceso a la vida eterna. Pero el hombre da la espalda a Dios y por tanto pierde el acceso a la vida, porque Dios, ante todo, nos da la vida.

Dios restituye el acceso a la vida para el hombre a través de la Cruz de Cristo. Es decir, que nuestro acceso a la vida eterna pasa ahora por la cruz de Cristo.

¿No quiero unirme a la Cristo en la cruz? No tendré vida. ¿Decido hacerlo? Generaré vida y la vida será abundante.

 

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Juanjo: Cuánto me costaba aceptar las cruces que me venían, hasta que entendí que eran el camino por el que recibía y podía dar vida.

Teresa: A mí me pasaba igual. El siguiente paso fue pedir al Señor poder permanecer con Él en la cruz. Y el último es desear la cruz para mayor gloria de Dios.

Juanjo: Es verdad que cuando la deseamos, la cruz se vuelve mucho más liviana, porque ya no la llevamos arrastras, sino que es el Señor quien la lleva en nosotros.

Teresa: Y la vida que se genera a través de la cruz…

Juanjo: ¡Es brutal! Cuántos milagros hemos visto. El otro día nos decía uno ¿cómo se puede desear la cruz? Y yo le dije: ¿Te gustaría perder un riñón? Me contestó que obviamente no. Entonces le dije: ¿Y si fuera tu hijo quien necesitara ese riñón? ¿se lo darías? Entonces lo entendió. Cuando hay amor, cuando sabes que a través de la cruz das vida porque colaboras con Cristo en la salvación de muchos, y Él está ávido de entregar Su amor a través de nosotros, entonces, por amor, deseas la cruz.

Teresa: Me encanta. Me parece un ejemplo muy visual. Gracias. Me ha ayudado a aterrizarlo en mi vida.

 

Madre,

Alabado sea Dios por entregarnos a Tu Hijo en la Cruz. Gracias por ofrecerlo Tú también.

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