EVANGELIO
Evitad la levadura de los fariseos y de Herodes.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 1-9
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.
Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa.
Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: “El reino de Dios ha llegado a vosotros”.
Palabra del Señor.
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Matrimonios custodios.
No deja de ser curioso que hoy, día de los enamorados, coincida este Evangelio en que el Señor envía de dos en dos. Los esposos somos de los pocos que evangelizamos de dos en dos. ¿No será a nosotros a quienes envía? Un millón de gracias a todos los matrimonios que habéis respondido a la llamada de Dios para anunciar el Reinado de Dios en el matrimonio. Gracias a vosotros se están salvando miles de matrimonios y familias.
A vosotros, los que aún no habéis dado vuestro sí, también os llama el Señor de dos en dos para anunciarlo. Apúntate a ser matrimonio custodio al servicio de María.
¡Poneos en camino!
Aterrizado a la vida matrimonial:
Alfredo: Con la cantidad de cosas que tenemos que hacer ¿cómo nos vamos a comprometer a ayudar a otros matrimonios?
Maricarmen: El Señor proveerá. Él dice que nos encarguemos de sus cosas que Él se encarga de las nuestras. Además, veo a los matrimonios que se están implicando, cómo están creciendo, cómo sus hijos se relacionan con los hijos de otros matrimonios que se entregan como ellos… Y la satisfacción de estar salvando muchos matrimonios en el nombre del Señor. Creo que es una oportunidad. No vamos a volver a tener la posibilidad de trabajar en una misión tan grande como esta, por la salvación del matrimonio y la familia, por la salvación de la Iglesia y del mundo. Cada matrimonio que se salva, afecta a sus hijos y a los hijos de sus hijos de generación en generación. Y afecta a sus familiares y amigos. Así se va extendiendo el reino de Dios en la tierra.
Alfredo: Eso sí es cierto. Tenemos la oportunidad de participar en algo grande, en una misión de Dios. Eso sí me atrae. Así que, te haré caso a ver qué tal.
(Y por el sí de Alfredo y Maricarmen, se salvaron sus hijos, amigos y miles de matrimonios más. Su sí llegó incluso a tener consecuencias para otros países. Es la potencia del envío del Señor).
Madre,
¡Seguimos en camino! Alabado sea Dios que nos envía allá donde piensa ir Él.
MADRE, mi esposo y yo comentamos lo de ser matrimonios custodios. Algunos de ellos nos invitan a ponerlo por obra… Pero, ya surgió el «pero» ¿cómo vamos ha ejercer de custodios si aún no nos hemos aprendido la lección del amor conyugal entre nosotros?
ATERRIZANDO A LA VIDA MATRIMONIAL
-Esposa: Manolo, debemos, necesitamos unirnos a algún grupo de matrimonio del proyecto amor conyugal para crecer porque ni retiro, ni buena intención, ni voluntad, ni rezar juntos cada día, ni…, ni… Nosotros no tenemos solución. ¡Es un decir. Todo, en las manos de la Santísima Trinidad, tiene solución!
-Esposo Manolo: ¡Cierto, en Sus Manos todo tiene solución! De hecho, nosotros nos ponemos en sus manos. Intentamos que nuestras obras sean reflejo del amor que nos profesamos. Sin embargo, no damos dos pasos adelante cuando retrocedemos tres.
Nos casamos por amor con Cristo en medio, hace 50 años. A pesar, de luces y sombras, es decir, dificultades de diversas índoles como todo ciudadano de carne y hueso, las hemos superado con y por la gracia de Dios. ¡Sólo tenemos motivos para estar continuamente dándole gracias por nuestro matrimonio, por nuestros hijos, por los nietos, por la fe que nos permite practicar juntos, por nuestra jubilación al 100%, por la salud, aunque con «achaques», etc., etc. Entonces, ¿por qué estos sinsabores de recriminarnos constantemente, entristecernos, etc., etc. Y, no disfrutar de este cielo que ya poseemos?
-Esposa : No lo vamos a dejar pasar. Buscaremos un matrimonio tutor que nos haga ver claro la causa de nuestras disputas.
Quién nos ve en la calle cree que somos el matrimonio perfecto. Nosotros y nuestros hijos, a pesar de no dudar de nuestro amor y de que no somos dos, sino tres, sufrimos mucho y nos lleva a tantos momentos de desvarío.
¡MADRE, VOLMEMOS A, PONERLO EN TUS MANOS Y NO DEJAR DE BUSCAR LA SOLUCIÓN. CREO QUE NOS PORTAMOS CÓMO INMADUROS…!