EVANGELIO

Juan es el mensajero que prepara el camino del Señor.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 7, 24-30

Cuando se marcharon los mensajeros de Juan, Jesús se puso a hablar a la gente acerca de Juan:
«¿Qué salisteis a contemplar en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? Pues ¿qué salisteis a ver? ¿Un hombre vestido con ropas finas? Mirad, los que se visten fastuosamente y viven entre placeres están en los palacios reales.
Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito:
“Yo envío mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti”.
Porque os digo, entre los nacidos de mujer no hay nadie mayor que Juan. Aunque el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él».
Al oír a Juan, todo el pueblo, incluso los publicanos, recibiendo el bautismo de Juan, proclamaron que Dios es justo. Pero los fariseos y los maestros de la ley, que no habían aceptado su bautismo, frustraron el designio de Dios para con ellos.

Palabra del Señor.

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¿Frustrar Sus designios?

Dios todopoderoso, se deja vencer cuando nos empeñamos en que su designio en nosotros se frustre. Y qué dolor. Hay quien puede tener miedo a entregarse totalmente a los designios de Dios, ¿y no tienen miedo a frustrar los designios de Dios? Esto es el santo temor de Dios, no es temerle a Él, sino el miedo a no entregarme a Él.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Almudena: Yo quiero pertenecer más a Dios y tú te resistes. Necesito rezar 3 horas al día, mi Eucaristía, mi rato diario de adoración Eucarística, la Coronilla por la tarde, la novena que corresponda, la liturgia de las horas.
Juan: Almu, yo estoy encantado con rezar todo lo que podamos, sobre todo si lo hacemos juntos, pero nuestra vocación está en entregarnos el uno al otro. Es así como hacemos más fuerte la presencia de Dios en nosotros y entre nosotros.
Almudena: Ya Juan, pero si no rezamos, aunque queramos, no vamos a ser capaces de entregarnos mutuamente.
Juan: Eso está claro: 1h de oración conyugal y la Eucaristía diaria no pueden faltar. La oración familiar es fundamental para mantener la familia unida. El rosario lo necesitamos para que Ntra. Madre nos proteja y nos guíe. Pero si no cuidamos nuestro matrimonio, todo lo demás no sirve. Somos como un metal que resuena o unos platillos que aturden.
Almudena: Eso es cierto. Tengo que aprender a quererte más. Gracias, Juan. Yo te ayudo a rezar y tú a mí en esa entrega mutua ¿te parece?
Juan: Me parece maravilloso.

Madre,

No permitas que frustremos los designios de Dios entre nosotros los esposos. Alabado sea Dios que quieres llevarnos hasta Él.