EVANGELIO

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 4, 18-22

En aquel tiempo, pasando Jesús junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores.
Les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó.
Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

Palabra del Señor.

EN MÁLAGA:
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ANUNCIOS:
– 2 Dic Parroquia San Fernando (el Cónsul) a las 19:30 h.  
– 3 Dic Parroquia San Gabriel, a las 20:30.

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Aquí y ahora.

Que nos llame el Señor es muy serio. Su llamada cambia totalmente una vida, no solamente aquí en este mundo, sino para la eternidad. ¿Qué hubiera sido de Andrés apóstol si no hubiera dicho “sí” a la llamada de Dios? Para empezar nadie le conocería. Nadie sabría quién es Andrés, el hermano de Pedro. Y, por su “sí”, su relación con Cristo ha cambiado para toda la eternidad. ¿Y yo? ¿No voy a responder a Su llamada “inmediatamente” dejándolo todo? Porque no hay otra manera de responder a la llamada del Señor.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Andrés: Lucía, nuestro matrimonio no va bien, pero hemos recibido una llamada de Dios a través de Proyecto Amor Conyugal. Que Dios se esté preocupando de nosotros me da una esperanza enorme, porque a otros muchos que ya han respondido a esa llamada, les ha cambiado totalmente la vida.
Lucía: Tienes razón, Andrés. Esa llamada de Dios da mucha esperanza, pero, o nos lo tomamos en serio aquí y ahora, lo dejamos todo y nos ponemos a tope a hacer lo que nos diga nuestro matrimonio Tutor, o no llegaremos a ningún lado. La llamada es muy seria y muy potente, y nuestra respuesta debe ser igual de seria e igual de potente.
Andrés: Estoy de acuerdo. De hecho, ayer fue el último día que fallamos a nuestra oración conyugal. Además, reservaremos el tiempo que haga falta, cueste lo que cueste, para hacer la tarea que nos pongan.
Lucía: Me encanta tu interés. Dice mucho de lo que me amas. Si te parece, cuando a alguno de los dos le falte voluntad, el otro le anima. Pero sin reproches ¿vale? Animar, no reprochar, que acabamos peor.
(Y a Andrés y Lucía, el Señor, les cambió la vida para toda la eternidad)

Madre,

Dios hace proezas con Su brazo, pero quiere contar con nuestra libertad, quiere contar con nuestro “sí”. El nuestro lo tiene, donde quiera, cuando quiera, como quiera… Alabado sea el Señor que se ha fijado en nosotros.