EVANGELIO
Yo y el Padre somos uno.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 10, 22-30
Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón.
Los judíos, rodeándolo, le preguntaban:
«¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente».
Jesús les respondió:
«Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Lo que mi Padre me ha dado, es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno».
Palabra del Señor.
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Mi protector.
Tengo que seguir a Jesús para ser una de Sus ovejas. ¿Qué hace Jesús? ¿Dónde va? ¿Cuál es su prioridad? Siguiéndole, Él será mi Pastor y nada ni nadie podrá arrebatarme de la mano de Dios. ¿Qué más puedo querer?
Aterrizado a la vida matrimonial:
Jorge: Santa Teresa recomienda no excusarse, para ir adquiriendo la humildad. Y ¿Sabes qué?
Ana (Esposa de Jorge): ¿Qué?
Jorge: Que lo he practicado y lo he llevado fatal. He experimentado mucho dolor.
Ana: Normal.
Jorge: No, normal no. Eso significa que me falta muchísima humildad. Hasta que deje de dolerme… tengo que practicarlo muchísimo más. Que el Señor me asista.
Ana: Vale. Yo lo intentaré también a ver… Si Dios nos pide que seamos humildes, hay que ponerse a ello. No puede haber nada mejor que el plan de Dios para nuestro matrimonio.
Jorge: Nos ayudamos ¿Vale?
Madre,
La humildad es tan importante para seguir al Señor… y qué duro se me hace. Necesito que estés conmigo, cerquita. Ayúdame a seguir al Señor. Oigo tu sí. ¡Gracias, Madre!
En este mundo de hoy, en especial, la humildad cuenta poco. El matrimonio ofrece la oportunidad de practicarla para llegar a un buen grado de humildad.
En lugar de excusarse, de no reconocer los fallos o las negligencias, debemos ayudarnos los esposos a fomentar la virtud de la humildad con lo cual sabremos transmitirla al resto de nuestro entorno.
Virgen María, Madre Ntra. Ayúdanos a ser humildes y encontrar el camino o aprovechar las ocasiones para fomentar en nosotros esa apreciada virtud.